Andalucía
Tontolingüismo
Hace cosa de un año que experimento extrañas desviaciones cuando escribo. Por ejemplo, cuando pongo «el hombre», me avergüenzo ligeramente y tiendo a corregir por «la humanidad», no sea que alguien interprete que no incluyo a las mujeres. Definitivamente, el virus del feminismo agresivo me ha picado. Es imposible que yo excluya a las mujeres porque yo misma soy una mujer ¿entienden? Me he mirado al espejo y me lo he repetido despacio: «No discriminas a nadie». «El hombre» o «la humanidad» tienen género gramatical, no sexual, es decir, llevan artículos masculino o femenino por concordancia, no porque se refieran a uno u otro sexo: de hecho aluden a todas las personas. Lo único que me está pasando es que las tonterías de una panda de analfabetas funcionales me están afectando las meninges, y supongo que no soy la única. Hay que rearmarse frente a esta invasión: leyendo, estudiando y mirándose en el espejo. El colmo del tontolingüismo se ha producido en Andalucía, donde se han convocado unas jornadas para corregir el lenguaje machista que han costado 18.000 euros a la Junta. En ellas se ha enseñado que no se ha de decir «el actor» sino «la persona que actúa». El trabajo se ha desarrollado en el Cortijo de Frías, claro, en la bellísima localidad cordobesa de Cabra, en «un agradable clima de convivencia en un entorno admirable», como decía el folleto de invitación. He leído cuidadosamente la propaganda y estoy en disposición de anunciarles que los 18.000 euros no se han tirado en vano: me han devuelto enérgicamente a la realidad. Yo soy una mujer normal. Ellos (he incluyo ellas y ellos) son los perturbados.