Los Ángeles

Obama recupera la «Dream Act» para asegurarse el voto hispano

El presidente Obama se desplazó el martes a El Paso (Texas) para pronunciar un discurso sobre inmigración. Su intervención dejó a los paseños un sabor electoralista: el presidente no presentó ninguna reforma migratoria nueva, tampoco emitió ninguna orden ejecutiva y evitó plantear una calendario para sacar la iniciativa migratoria adelante.

usamapa
usamapalarazon

Aún así, con el discurso, cargado de buenas intenciones, recordó a los casi once millones de personas que viven en las sombras en Estados Unidos, las restricciones de los visados y la crueldad de tener a las familias separadas. Eso sí, nada de esto es nuevo para los inmigrantes indocumentados, que en su mayoría son de México. Precisamente la fuerza del voto hispano en Estados Unidos también está representada por ciudadanos de origen mexicano o nacidos en este país. Hace pocas semanas el presidente Obama lanzó su campaña para 2012. Desde entonces, ha tenido varias reuniones con el «Caucus Hispano» (legisladores hispanos del Congreso) en la Casa Blanca sobre la cuestión migratoria, a pesar de que ni siquiera fue capaz de sacar adelante la «Dream Act», que hubiese arrancado de las sombras a los estudiantes irregulares. «Tenemos que poner la política a un lado.

Y si lo hacemos, estoy seguro de que podemos encontrar un terreno común», explicó en el Monumento Nacional El Chamizal en El Paso. «Nos encontramos en la frontera porque también reconocemos que ser una nación de inmigrantes conlleva ser un Estado de Derecho. Ese también es nuestro patrimonio. Esto también es importante», indicó el presidente, a pesar de que los hispanos son considerados en Estados Unidos ciudadanos de segunda clase.
Obama necesita repetir este discurso en otros lugares, presionar a los congresistas –incluidos los de su propio partido- y presentar un plan viable para regularizar la situación de los inmigrantes indocumentados, que representan alrededor del 5% de la fuerza trabajadora en Estados Unidos. Llenan las cocinas de los restaurantes, son la fuerza de los servicios domésticos y levantan los edificios de las grandes ciudades. Sin ellos metrópolis como Nueva York, Los Ángeles o Chicago serían inviables. «A veces ha habido temor y resentimiento hacia los recién llegados, especialmente durante períodos de dificultad económica. Y ya que estos asuntos afectan profundamente nuestras convicciones, los debates a menudo suscitan emociones fuertes», se justificó Obama, que ha retrasado el asunto de la reforma migratoria en su agenda política.

Cuando llegó a la Casa Blanca su equipo aseguró que no abordarían esta cuestión hasta el tercer año de legislatura, pero, la iniciativa sanitaria y recuperación económica hicieron que Obama sacase de su lista de prioridades la cuestión de los inmigrantes en Estados Unidos. El presidente no quiso asumir la responsabilidad de que aún no se haya regularizado la situación de los casi 11 millones de indocumentados que viven en el país. «Hemos visto muchas acusaciones, mucha "politiquería"y mucha retórica mordaz en torno a la inmigración», recordó. «La medida más importante que podemos tomar ahora para resguardar las fronteras es reestructurar todo el sistema para que menos personas tengan el incentivo de ingresar ilegalmente en busca de trabajo», indicó en El Paso, a pocos metros de México. Finalmente, quedó sin abordar el gran problema de esa parte de la frontera: la guerra contra el narcotráfico en la que han muerto miles de personas.