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Mourinhoo el poder

La Razón
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Se sabe protegido hasta el límite superlativo. Ha silenciado a Pardeza, de quien no se sabe si existe o ha mutado, y ha enmudecido a Valdano, tarea imposible antaño. Absorbe todo el protagonismo. El Real Madrid 2010 es Mourinho. Desde fuera, no vemos a nadie más. El apagafuegos ha aparecido. Todo el mundo, cuando piensa en el Madrid, está en su legítimo derecho a preguntarse: y ¿qué hace Fulanito? Nadie parece importante. Sólo él. Quizá por eso el club pueda funcionar mejor fuera de los focos. Ya lo entendí: nadie va a explicarle qué es el Madrid. Han apostado a que el Real Madrid sea él.

Confieso que me gustan los hombres con personalidad. Con tanta personalidad. Me atrae la gente que dice lo que piensa. Opino como él tanto como discrepo. Pedro León no es Zidane y hace dos días jugaba en el Getafe. Verdad. Tanto que pareció echar de menos a Míchel. Mourinho cerró Valdebebas. Pregunto: ¿qué hace un periodista con un entrenamiento de quince minutos, esperando dos horas por una rueda de prensa obligatoria e insulsa? Sin que se molesten mis compañeros, perder la mañana. Las noticias llegan por móvil. Mourinho es una excusa perfecta, aunque sea más chulo que un ocho.

Disfruta con su exhibición de poder periodístico mientras, dentro, protege al futbolista. Xabi Alonso le llamó honrado. Es tan peculiar que, en las noches de tormenta, cuando el cielo centellea en mil relámpagos, cree que Dios le está haciendo fotos. A él, por supuesto. Sólo necesita ganar. La victoria es su espada. La derrota, su tumba. La guerra, su compañera. Eso sí, su equipo podría jugar mejor y más bonito.