Berlín
Un ex disidente comunista para presidir Alemania
Merkel acepta al candidato de la oposición, el teólogo Joachim Gauck
Angela Merkel dio ayer su brazo a torcer y aceptó que el candidato de la oposición, el disidente de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y pastor protestante Joachim Gauck, suceda al dimitido Christian Wulff al frente de la Presidencia de Alemania.
El apoyo de sus socios liberales a Gauck, propuesto por socialdemócratas y verdes, obligó a la canciller a ceder para evitar una crisis en la coalición de Gobierno. En una tardía rueda de prensa en la Cancillería, Merkel alabó la trayectoria de Gauck, a quien calificó de «verdadero maestro de la democracia», cuyo lema en la vida ha sido «la idea de la libertad responsable». «No olvidemos que tenemos religiosos como Gauck a los que agradecer por el éxito de la revolución pacífica de Alemania del Este», recordó la canciller, quien, como el pastor protestante, procede de la ex RDA.
Junto a ella, el secretario general del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, no pudo evitar dejar en evidencia a Merkel. «Nosotros, los socialdemócratas, presentamos a Joachim Gauck en la última Asamblea Federal y estoy seguro de que desde entonces, diciéndolo con prudencia, todo el mundo lamenta que Gauck no fuera elegido», dijo. Lo cierto es que la opinión pública alemana da la razón al líder socialdemócrata. De haber sido elegido por sufragio universal en junio de 2010, Gauck habría vencido a Wulff, que ganó por mayoría simple en la tercera votación.
Tras conocer su nominación, Gauck, de 72 años, reconoció emocionado que se trataba de un «día especial» para él por verse en «la cumbre del Estado» tras haber nacido en la II Guerra Mundial y haber padecido 50 años de dictadura. El 18 de marzo la Asamblea Federal elegirá al «presidente de consenso» pactado por Gobierno y oposición.
Gauck posee el perfil ideal para devolver a la institución presidencial el prestigio perdido tras los escándalos de Wulff. El teólogo adquirió un gran prestigio nacional como director de los archivos de la Stasi, la temida policía secreta de la Alemania Oriental. Durante su mandato de diez años, abrió los archivos al público y trabajó por su conservación histórica sin revanchismos. Por su labor fue galardonado con la Gran Cruz Federal al Mérito, la máxima condecoración alemana, en 2000.
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