Castilla y León
«El negocio está en el pueblo si se sabe ver»
VILLABLINO (LEÓN)-Mermeladas, aceites, licores y vinagres aromatizados procedentes de frutas y hierbas silvestres del corazón de la Reserva de la Biosfera de Laciana. Esos productos, con esos ingredientes, constituyen la esencia de la Artesanía de Casa Geles, en la Avenida Sierra Pambley de Villablino, que gestiona desde 2005 Ángeles Prieto, en lo que supone una muestra más de que se puede emprender en el medio rural. «Mi caso demuestra que siempre hay alternativas, porque estamos una cuenca minera», explica «Geles», quien fue concejal en Villablino, donde tiene su obrador, y donde vive con su familia, aunque este negocio no sea la principal fuente de ingresos en su hogar.
El azar también protagonizó los primeros pasos de su ‘pyme'. «Hacía mermeladas para el consumo en casa -argumenta-, pero una hermana mía, que se dedica a trabajar el cuero, y que acude a ferias, me pidió que atendiese el puesto en una de ellas. Como no había mucha mercancía, me animó a llevar mermeladas. Se vendieron muy bien y empezamos a fabricar para acudir a este tipo de acontecimientos».
«Si necesitas vivir de este negocio, te has de mover para buscar puntos de venta y asistir a certámenes feriales», dice esta emprendedora, que acude a la Feria Internacional de la Mujer Rural, en la provincia de Segovia, o a la de la Cereza, en el norte de Burgos. También al mercado medieval de León. «Geles» ha vivido desde su empresa los peores años de la crisis: «en los mercados se nota la caída de las ventas, pero los comercios son un salvavidas». Sus mermeladas, señala, son «singulares». La base la forman frutas rojas, como mora, frambuesa y arándanos, pero «ya que se paga un precio diferente, los sabores también lo son, se personalizan».
El destino de la producción: tiendas especializadas de ciudades como León o Valladolid y casas rurales de la zona. «Este año, como no ha habido nieve, la venta aquí ha estando más floja, porque la mermelada para desayunos en restaurantes y casas rurales en las que se hospedaban esquiadores se ha comercializado menos», confiesa, a la par que recuerda que en esos establecimientos hay expositores para la venta directa.
«Geles» no está siempre siempre disponible para el público. «El mes de septiembre, por ejemplo, lo paso entero en el monte buscando materia prima».
Sostenibilidad
Esas palabras que tanto emplean nuestros políticos, sostenibilidad y eficiencia, son claves en un pequeño negocio. «Compagino áreas de trabajo para mantenerme. Por ejemplo, hago detalles de boda y regalos de empresa para la Navidad, con mis productos», un hecho que señala, ayuda económicamente. Si bien, es rotunda al señalar que «hay que organizarse para que en los meses con más beneficios el rédito permita mantenerse en épocas más flojas».
El mayor coste en el negocio, asegura, es la mano de obra, que, dice «tienen un valor añadido especial, porque las horas en la labor artesana no se pueden cobrar igual que en una industria o en una oficina». Los envases y la infraestructura también suponen un desembolso. «Envaso a mano. Y he diversificado lo que hago, con varios modelos de envases, porque, la verdad, me lleva el mismo tiempo envasar cien botes grandes que mil pequeños».
Como trabajadora autónoma, «Geles» asegura que se encarga de todos los papeleos referidos a controles veterinarios y sanitarios, si bien en el área económica, tiene contratado a un gestor. «Es preferible invertir un dinero y no tener complicaciones, a tenerlas con Hacienda», concluye.
De cerca
Ángeles Prieto Zapico, que así se llama nuestra emprendedora de hoy, es ingeniero Agrícola. Fue concejala en el Ayuntamiento de Villablino, donde actualmente trabaja su marido, y considera que su labor no es la fuente principal de ingresos en su hogar, pero permite vivir mejor y acceder a algunas ventajas. «Gracias a este trabajo, mi hija pequeña puede estudiar Peluquería», detalla. Por otra parte, según nos expone, «haces algo que te gusta, mantienes ingresos, cotizas y trabajas con cierta libertad». Emprender es la solución, reitera «Geles». No le falta razón.
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