PSOE

Doble embrague

La Razón
La RazónLa Razón

¿Qué es una operación política milimétricamente diseñada? Aquello que salta por los aires en cuanto surge un espontáneo. Veremos en qué acaba la operación Rubalcaba ahora que Zapatero opta por el relevo en dos tiempos: primero, candidato, y después, congreso. El proceso de primarias es lo más inmediato –y lo más vistoso–, pero la madre de este cordero llega el día que se junten las federaciones socialistas para escoger nuevo líder y nuevo proyecto. Zapatero no era sólo el cartel electoral. Zapatero ha sido ideólogo, comandante en jefe e imagen de marca, tres en uno; ha sido la ceja que se comió las siglas, el busto grabado en las monedas de un euro. Van terminando once años en la historia del PSOE, once años que enseñan lo mejor y lo peor de un cierto modo de entender el liderazgo. Para la etapa próxima, el partido acabará buscando un modo distinto de liderar; un modo que apueste por los equipos como vacuna contra el personalismo, que ante las circunstancias nuevas promueva con honradez el debate interno y que no confíe a la intuición del gurú –con teléfono móvil– la solución a los desafíos ideológicos. El programa socialista de los tres últimos años ha sido lo que Zapatero, en cada momento, pensaba que tocaba hacer, persuadidos los demás dirigentes de que su papel consistía en conocer las decisiones del líder por la Prensa, repasar el argumentario que les haría llegar Ferraz y concurrir a la plaza pública fingiendo que comprendían la lógica presidencial y la hacían suya. Nunca tantos fingieron tanto. Nunca hubo silencios tan gravosos como en los comités federales del PSOE esta Legislatura. El nuevo liderazgo es lo que habrá de ventilarse en el próximo congreso. Y, con él, la reubicación ideológica. El desconcierto que ha prendido en el partido este último año no era fruto de ignorar si Zapatero repetería, sino del golpe de timón del doce de mayo y la refutación de las coordenadas ideológicas (falsas) que hasta entonces habían alimentado, interesadamente, su deriva. El primer aspirante que agarre la bandera de la reubicación ideológica tendrá la mitad del camino recorrido. Hasta entonces, veamos cómo resulta la táctica del doble embrague para llegar con el motor revolucionado a marzo: primero punto muerto, después acelerón y reducción a una marcha más corta para terminar de subir la cuesta. Rubalcaba triplica en aptitud política a Chacón, pero sospecho que ella sería mejor cartel electoral en las presentes circunstancias. No porque esté más capacitada –para mí Chacón es un enigma que rehúye las conferencias de prensa y habla con solemnidad impostada–, sino porque el lema «ya toca presidenta» tiene más fuerza que el «veinte años después, nos mola Alfredo». A Juan Fernando López Aguilar le pregunté anteanoche en la radio si él se descartaba como aspirante y me habló de la mar y los peces, de modo que no se descarta. Hay más de un aparcado con ganas de primera línea. Y las operaciones políticas nunca están blindadas.