Sevilla

Yo te cuento cómo pasó

Ver tu vida resumida en una serie de televisión no tiene que ser un trago fácil. Y menos si los responsables de la misma no han contado con tu opinión. La fiebre de las «tv movies» ha provocado que los guionistas busquen sin descanso personajes o acontecimientos, normalmente dramáticos, susceptibles de subir las audiencias en el «prime time».

Yo te cuento cómo pasó
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Y funciona, aunque haya dos formas distintas de abordarlos. Series como «Raphael», cuyo desenlace se emitió en Antena 3 el pasado miércoles con una media de audiencia de 2,4 millones de espectadores, o «El solitario», cuentan la historia desde un punto de vista concreto «y no se limitan a ser un resumen de los acontecimientos sacados de libros o hemerotecas», señala Manuel Ríos, director de ambas ficciones, que reconoce que hay cadenas que valoran más el crear este tipo de series con la implicación de los protagonistas. En el caso de la vida del cantante, la trama se construyó a partir de más de 30 horas de conversaciones con él y con su familia. Por eso, detalles como la conversación de Raphael con el Marqués de Santofloro acerca de la relación con su hija está «extraída directamente del mismo cantante, pues es el único que la conocía», asegura Ríos. Además, la serie ha contado con escenarios reales como la propia casa del cantante de Linares o uno de los coches que utilizó cuando era joven.

Fiel a la realidad

Ser lo más fiel a la realidad es lo que más valora este director: «Me quedo más tranquilo si recojo estos testimonios, como pasó con ‘'El solitario'', donde estuve en contacto con los Guardias Civiles y los policías que le detuvieron». A partir de todos estos datos, los guionistas se encargan de novelar y ficcionar la realidad. Lo mismo ocurrió con la historia del asesinato de la pequeña Mari Luz, que emitió también Antena 3 en 2009. Antonio Hernández, su director, aseguraba en su estreno que sabía que era un tema muy delicado por lo que «cada dato y cada secuencia está aprobada por la familia. Construí el guión sobre entrevistas con el padre, el abuelo, la madre y los tíos de la niña, huyendo del morbo y con mucho respeto». El propio Juan José Cortés manifestó que quiso colaborar con la serie para que «se realizase desde un punto de vista constructivo y no se hiciese una novela amarilla».

Algo distinto ha ocurrido con series como «La Duquesa» o «Alfonso, el príncipe maldito». La primera se basó en la biografía autorizada de la Duquesa de Alba pero no contó con su colaboración a la hora de la grabación. Aunque la aristócrata no quedó descontenta con la serie cuando fue preguntada por ella, señaló varios fallos cuanto menos curiosos: «Yo me casé en Sevilla y no en Madrid y no fui en un Rolls sino en un coche de mulas».

Tampoco contó Videomedia con la opinión de Carmen Martínez Bordiú a la hora de construir su perfil en «Alfonso, el príncipe maldito». Después de la emisión, la nieta de Franco reconoció que no le gustó que le recordaran un pasado «con mucha tristeza» y tampoco aceptó de buen grado la imagen de mala madre que se plasmaba en la historia.


Entre sucesos y biografías reales
Los protagonistas Reales (sí, con mayúscula) tampoco se libran de ser retratados. Pendientes de estreno se encuentran «Sofía» (A-3), que se centra en la vida de la Reina, y «Felipe y Letizia», que ahondará en la historia de amor de los Príncipes de Asturias. Pero no sólo de perfiles biográficos beben estas producciones. «El caso Wanninkhof» o «Fago» analizaron dos de los crímenes más impactantes.
El entramado de la «operación Malaya» pronto tendrá también su versión de televisión.