Scotland Yard tuvo la culpa

LONDRES- Cinco personas murieron. Se cometieron más de 5.000 delitos, 1.649 robos, 141 alteraciones del orden y 366 agresiones. Más de 1.800 incendios acabaron con centenares de negocios, muchos de ellos heredados de generación en generación. Fue un auténtico caos, unas semanas de angustia cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo. Nadie aún sabe cómo se pudo llegar hasta ese punto, pero se llegó. Los disturbios callejeros británicos del pasado verano fueron los más violentos en décadas. ¿Pudo la Policía haber parado todo aquello mucho antes? Según un informe presentado ayer en Londres, sí.
La comisión sobre disturbios, comunidades y víctimas, auspiciada por el Gobierno para extraer lecciones de aquellas revueltas, difundió ayer una versión preliminar de su investigación. Las recomendaciones finales no se presentarán hasta marzo de 2012, pero el aperitivo no ha dejado en buen lugar a Scotland Yard. Los responsables del estudio, que calculan que el coste de las revueltas ascenderá a unos 500 millones de libras (582 millones de euros) recalcan que la «pobre actuación» de los agentes para contener los primeros brotes surgidos en la capital hizo que los altercados se extendieran a otras partes de Inglaterra.
No es la primera vez que la actuación policial queda en entredicho. En diciembre de 2010, Londres también se convirtió en el escenario de una batalla campal cuando 20.000 personas salieron a las calles para protestar por la subida de las tasas universitarias. Uno de los momentos más tensos fue cuando algunos jóvenes atacaron el coche en el que viajaban el Príncipe Carlos y Camilla.
Los altos mandos de Scotland Yard fueron muy criticados, pero parece que no se aprendió la lección. Los sondeos realizados ahora por la comisión entre decenas de personas implicadas o afectadas por los disturbios de agosto reflejan que la falta de confianza en la capacidad de la Policía para «contenerlos» fue «el principal detonante» de su propagación. Según el documento, muchas personas creyeron que podían saquear comercios «sin ser detenidos por la Policía», lo que, en algunas áreas, «fue lo que sucedió». El estudio, que se basa en esas entrevistas, no establece un único motivo para los disturbios, ya que los entrevistados aludieron argumentos que van «desde la necesidad de obtener nuevas zapatillas al deseo de atacar a la sociedad».