Afganistán

Peligro: los robots se hacen demasiado listos

Imagine un robot que domine la espada con la presteza de un mosquetero. Que además, sea capaz de inventarse palabras para comunicarse, en su propio idioma, con otros semejantes. Y al que, de pronto, se le ocurra desobedecer a su creador. Hay quien teme que el ser humano está ya jugando con fuego, y que está tentando al fantasma de la película "Yo, Robot"y su sobrecogedora rebelión de las máquinas.

Will Smith en la película «Yo, robot»
Will Smith en la película «Yo, robot»larazon

"Una mala idea: enseñar a un robot a luchar con una espada". Y no solo eso: a hacerlo con tal presteza que sea capaz de predecir todas las acometidas de un ser humano. En legítima defensa, por supuesto. Y siempre para luchar contra los "malos". ¿Y quiénes son los malos? ¿Realmente es necesario enseñarle a un robot a manejar una espada?La pregunta, formulada en algunos foros de ciencia especializados, ha surgido a raíz de un prototipo presentado por el investigador de Georgia Tech Tobias Kunz en la Conferencia Internacional de Robótica y Automoción de Shanghai, que consiste en un robot que predice todas las intenciones del ser humano en caso de un ataque con arma blanca, con el objetivo de defenderse de forma rápida y eficaz.El problema, claro está, está en el uso que se pueda dar a criaturas como ésta. Algunos expertos llevan un tiempo alertando de los riesgos de crear robots demasiado listos que, en un futuro, puedan quedar al margen del control del ser humano, en una poco tranquilizadora evocación a la rebelión de las máquinas de "Yo, robot", la película protagonizada por Will Smith.Robots que se rebelan en IrakY echan mano de los precedentes. El caso más dramático es el de los robots de guerra de primera generación, los Talo Swords, que EE UU envió a Irak con la esperanza de reducir el número de soldados que se jugaban la vida sobre el terreno, y que tuvo que devolver a casa después de que varias de estas ametralladoras dirigidas por control de remoto comenzaran a disparar por su cuenta a sus propias tropas desobedeciendo las órdenes. No hubo heridos, pero sí un significativo paso atrás.Dos años después, en Afganistán, un avión no tripulado "Reaper"o Predator-B, capaz de transportar 14 misiles aire-tierra, tuvo que ser derribado en Afganistán por un caza tripulado estadounidense después de que desobedeciera las instrucciones y quedara fuera de control.El Phoenix Lander sobre MarteMenos peligrosa fue la rebelión del Phoenix Lander de la NASA. La nave, enviada por la agencia espacial estadounidense para explorar la superficie de Marte, se comportó según el guion previsto hasta que los técnicos comprobaron que, para sorpresa de todos, comenzó a negarse a obedecer las instrucciones.El motivo, según se pudo comprobar, era que el brazo del robot estaba dañado, por lo que la máquina, después de hacer sus cálculos, optó por desobedecer ante el riesgo de dañarse más. Los responsables del proyecto, sin embargo, celebraron la negativa del robot a someterse: "Ha sido lo suficientemente inteligente como para no hacerse daño".Robots que inventan su propio idiomaLa última sorpresa de robots demasiado inteligentes ha sido recibida de momento como lo que es, una buena noticia (una más) en el campo de la robótica: unos investigadores australianos han creado unos robots que han sido capaces de inventarse un idioma que les permite cuchichear entre sí, a su manera, para compartir información. Estos robots, llamados "Lingodroids"y desarrollados por la Universidad de Queensland, han creado un lenguaje común por medio de juegos de localización que se ha traducido en la invención de sus propias palabras ("pize", "jaya"o "kuzo") y que les sirve para trasladarse información sobre lugares, distancias y direcciones. De esta manera, cuando encuentran una zona de la que no tienen información inventan al azar una palabra para designarla y se la comunican a su compañero.De momento, según sus inventores, no son más que un primer paso para crear robots domésticos que puedan aportar sus propias soluciones sin necesidad de que un ser humano apriete un botón. Después vendrá un segundo paso, y un tercero. ¿Crearemos alguna vez máquinas tal inteligentes que se comuniquen entre sí sin que el hombre se entere?