Londres
Alto voltaje: «La noche de la iguana»
La idea surge en Yucatán, durante una excursión organizada por los parajes de la tierra de «Las maravillas». El autobús detuvo su trayecto porque una enorme iguana, especie protegida de las zonas tropicales sudamericanas, se paró a descansar justo en el centro de la carretera. «Tuvimos que esperar a que el bicho decidiera marcharse para seguir nuestro camino. En ese momento estuve dándole vueltas a qué función de teatro sería la siguiente en llevar a cabo y la iguana fue la señal»,cuenta Tomás Gayo, que celebra el 20 aniversario de su productora con «La noche de la iguana», dirigida por María Ruiz, una obra de Tennessee Williams y una apuesta surrealista y y original que acogerá el Teatro Reina Victoria de Madrid. Ésta es la obra de Williams menos representada en nuestro país: «Se han montado ya en España varios textos suyos como "Un tranvía llamado Deseo"y "La gata sobre el tejado de zinc", pero "La noche..."sólo se representó en 1964, tres años después de que Williams la escribiera, protagonizada por María Luisa Ponte. Además, también se acaban de cumplir los 25 años de la muerte del autor y creo que puede ser un magnífico homenaje a su carrera literaria», comenta Tomás Gayo, productor y protagonista principal de la historia. El escritor norteamericano refleja su propia personalidad en el protagonista, Lawrence T. Shannon, ex sacerdote que busca el significado moral de su existencia y la expresión de un dios personal. «Shannon es un religioso desequilibrado y descreído que ha sido expulsado del sacerdocio y que pasa unos meses en un manicomio. Después tiene la suerte de encontrar trabajo como guía turístico en México. Durante esta nueva etapa de su vida se encuentra con una sensual joven, Charlotte (Sara Casanovas) que intentará seducirle», explica Gayo. Entre los personajes también se encuentra a Maxine, una atractiva viuda amante del alcohol y del sexo propietaria de un retirado hotel al borde de la playa interpretada por Pilar Velázquez, que describe a su personaje como una mujer liberal, pero que, sin embargo, busca incesantemente la compañía de un hombre que llegue a complementarla como no pudo hacerlo su marido en vida. Ana Marzoa encarna a una virginal pintora que vaga por el mundo junto a su abuelo poeta.Ron, coco y sexo«Mi personaje, Hannah, es una mujer virgen con un comportamiento totalmente espiritual. Aunque no vive del sexo, sino del intelecto, llega a una licenciosa comunión con Shanon», aclara Marzoa, que también comenta que toda la trama se desarrolla en un escenario invadido por el erotismo: «Se ha buscado un decorado muy sensual creado por Juan Carlos Savater, un gran pintor y escenógrafo. Todo ocurre en el bar de un pequeño hotel, donde todos beben ron y coco y en el que los efectos especiales, como el sonido del mar, de las marismas e incluso una tormenta tropical, se encargan de activar la imaginación del público en cada escena», añade Marzoa. Después de seis meses de gira, las expectativas del equipo son positivasy están orgullosos de haber llenado los teatros de diferentes ciudades españolas: «Sabemos que Madrid es difícil, pero nos hemos dejado la piel con el montaje y estamos ansiosos por sentir ese pinchazo en el estómago después de la función» expone el productor, que afirma que el nivel del teatro nacional sube como la espuma: «No podemos compararnos con Broadway porque no hablamos del mismo género, y aunque no hayamos llegado a la tradición teatral que tiene Londres y la crisis de autores en el mundo sea importante, tengo que admitir que ya estamos casi al nivel de París y otras ciudades europeas».
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