Cine

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«Bach se ha convertido en icono popular»

A sus casi 80 años el cine de Portabella rezuma frescura. Los reconocimientos y los premios le han llegado de golpe a un cineasta tan sólido como diferente. Bach es su nueva apuesta.

La Razón
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A Pere Portabella se le ve feliz. Ahora que museos como el Macba, en Barcelona, o el MOMA, en Nueva York, reivindican su obra; ahora que los críticos de todo el mundo (Jonathan Rosenbaum, su principal valedor estadounidense, a la cabeza) destacan la singularidad de su talento como cineasta vanguardista cuando la vanguardia parecía ocurrir en otra parte; ahora que, decíamos, la gente empieza a acordarse de que fue productor de «Los golfos», «El cochecito» y «Viridiana», Portabella puede disfrutar del éxito que se merece «El silencio antes de Bach», Premio Especial del Jurado en el Festival de Gijón. Atrás quedan «Umbracle», «Vampir-Cua de cuc» y «Pont de Varsòvia», sus tres películas más célebres, y atrás queda su carrera como senador de un grupo independiente. «Hago el cine que hago gracias a la política, aunque no creo en el cine político. Eso no significa que mi discurso político no contamine el medio de expresión que utilizo. Nunca he sido militante de ningún partido, pero sí un activista de izquierdas. Creo, en todo caso, en la necesidad de un compromiso con tus propias ideas». Seguramente eso es lo que le une a Johann Sebastian Bach, genio de la música barroca avanzado a su tiempo. «Es curioso porque, según los documentos de la época, Bach era considerado, además de un gran organista, un conservador», explica Portabella. «Ahora resulta obvia su modernidad, del mismo modo que podemos hablar de modernidad cuando nos referimos a las pinturas de un artistas como Piero della Francesca»,añade.