Chicago
Blanco rompe el sueño de Obama
La comitiva americana no usará la ruta Madrid-Sevilla, pese a ser alabada
El presidente estadounidense Barack Obama puso sus ojos en el AVE español y lo proclamó en voz alta, una publicidad tan eficaz como enviar un telegrama personal a cada ciudadano del mundo. Porque las palabras del demócrata alabando el sistema de ferrocarril patrio resonaron en todos los medios de comunicación internacionales, aunque aquí la coletilla de la eficiencia asiática –elogiando a China, «cuyo servicio comenzó hace sólo dos años, pero tienen más kilómetros que cualquier otro país de los últimos cinco años hasta ahora»– y a Japón –«la nación que reveló su primer tren de alta velocidad y que ahora trabaja en el próximo: conectar Tokio y Osaka a velocidades de más de 300 millas por hora (más de 450 kilómetros por hora)»–; o el piropo a Francia por lograr la transformación de ciudades «poco activas» turísticamente pasaron desapercibidos.
La «envidia» confesada por Obama fue el primer guiño al Ejecutivo español –sólo diez días después de entrevistarse personalmente por primera vez con el presidente Zapatero en la cumbre entre EE UU y la UE– y tuvo su inmediata réplica en una invitación cursada por el ministro José Blanco, recién desembarcado a una cartera que en los seis últimos años perteneció a la malagueña Magdalena Álvarez.
España, el espejo
El máximo mandatario de la primera potencia mundial se miró en España para cumplir uno de sus sueños: vertebrar el país con una gran red de ferrocarril de alta velocidad, como ya hiciera Eisenhower en los años 50 con la mítica red de carreteras. Y dentro del sistema ferroviario, Obama puso el ojo en la conexión Sevilla-Madrid. Hoy es el día que la Administración estadounidense devolverá la cortesía, con una breve visita de apenas 24 horas completamente programada: llegada, viaje en AVE y a la mañana siguiente reunión con Blanco y empresarios con intereses en EE UU y regreso a casa. Pero la comitiva encabezada por Ray Lahood, secretario de Transporte norteamericano, sólo cumplirá en parte su cometido al completar el trayecto que une Madrid y Zaragoza.
Obama nombraba explícitamente la ruta hasta la capital andaluza por su efectividad –la media de puntualidad se ha mantenido siempre por encima del 99 por ciento– y, sobre todo, por la gran aceptación de la conexión sevillana-madrileña, la de mayor andadura del sistema de Alta Velocidad
Una opción que a diario, como bien señaló el líder demócrata, eligen más personas que sumando las que se desplazan en coche y en avión –la cuota de mercado es del 81,6 por ciento–. En lo que no habrá reparado el presidente de las barras y estrellas es en que el trayecto completo Sevilla-Madrid-Sevilla está íntimamente ligado a él mucho antes de que despertara su envidia: son prácticamente los mismos kilómetros que separan su antigua y su nueva residencia (Chicago y Washington, 701 millas, 1.128 kilómetros).
La ciudad no saldrá en la histórica fotoQuinientos treinta y ocho kilómetros en dos horas y 20 minutos. Unas cifras que supusieron todo un hito en su inauguración pocos días antes de iniciarse la Expo 92, el mismo año en que Barcelona acogería los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la Ciudad Condal no disfrutó de su AVE a Madrid hasta el 20 de febrero del pasado año, una demora achacable a la buena conexión que el puente aéreo proporciona, con una frecuencia de vuelos de hasta 20 minutos. Si los deseos del «jefe» del mundo no han «colado» a Sevilla en la foto, no lo harán unas setas mastodónticas ni una copia de sus rascacielos.
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