Investigación científica

Cápsulas de vino Resveratrol a precio prohibitivo

Investigadores del CSIC han potenciado la cantidad de resveratrol en la uva para combatir el envejecimiento celular. Pero los expertos advierten de que su uso continuado puede provocar un efecto contrario y que la mejor receta «anti-aging» es seguir una dieta equilibrada. Una caja de 30 pastillas para un mes cuesta 49,95 € 

El consumo de Nolotil sin el control de un médico puede ser muy peligroso para la salud | Fotografía de archivo
El consumo de Nolotil sin el control de un médico puede ser muy peligroso para la salud | Fotografía de archivolarazon

Desde que el Dios Baco descubrió que el jugo macerado de la uva daba como resultado un líquido excelente para el cuerpo y el alma, no parecía muy desencaminado al pregonar las virtudes del vino para el organismo humano. Sin embargo, el secreto mejor guardado de esta bebida reside en las sustancias que lo componen. En concreto, un grupo de científicos españoles pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dirigidos por el doctor Francisco Tomás-Barberán y coordinados por el doctor Juan Carlos Espín de Gea, ha descubierto un método en el que se potencia y maximiza la presencia de resveratrol en la uva, un activo con propiedades antioxidantes capaz de ralentizar el proceso de envejecimiento. En un principio, estos investigadores pretendían mejorar la calidad de las frutas y las hortalizas mediante la luz ultravioleta y descubrieron que «en la uva se producía un aumento muy importante de resveratrol. Nuestro reto fue optimizar este proceso para que llegara al consumidor. Ahora hemos observado que la cantidad de resveratrol inducida es suficiente para activar las sirtuinas, proteínas relacionadas con el retraso del envejecimiento y la mejora de enfermedades metabólicas y cardiovasculares, además de disminuir otros marcadores de riesgo», explica Espín de Gea. Los resultados de este descubrimiento llevaron a los científicos a obtener uvas que, tratadas mediante esta técnica, contienen sustancias beneficiosas en cantidades hasta 2.000 veces superiores a lo habitual. A este respecto, Tomás Barberán añade que «estos estudios se han centrado en la síntesis de resveratrol en las uvas recién cosechadas mediante la luz ultravioleta. Esta fuente le resulta dañina al tejido de esta fruta, pero responde sintetizando el resveratrol, una sustancia que, entre otras cosas, protege a las uvas frente a los ataques de hongos».

PrimiciaTras varios años de desarrollo, el traslado de estos beneficios al consumidor se ha realizado a través de un complemento alimenticio, único en el mercado, capaz de activar la expresión genética de las sirtuinas. Bajo el nombre de revidox, en una sóla cápsula se concentran los beneficios aportados por 45 botellas de vino que contienen resveratrol, pero sin los efectos negativos del alcohol. Este producto y, en concreto, su principio activo, stilvid, cuenta con el aval de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). El vino tinto, a pesar de la creencia popular, posee poco resveratrol y, además, su contenido es altamente variable, de manera que nada puede asegurarnos que la botella que descorchemos en un determinado momento lo contenga. A modo de ejemplo, Espín de Gea expone que «en una copa de vino tenemos como media 0,25 miligramos de resveratrol, mientras que en una cápsula de este producto hay ocho miligramos de resveratrol, lo que equivale a 32 copas».

Carácter preventivoEl consumo de este producto está dirigido, según Espín de Gea, «a una inmensa mayoría con carácter preventivo. En el caso de personas polimedicadas, con alguna patología específica o con un tratamiento continuado de antiagregantes, siempre debería consultar con el médico». La intención de revidox, continúa el investigador, «no es curar una enfermedad asentada, sino prevenir y ayudar a retrasar ciertos procesos crónicos. La virtud radica en aportar un contenido de resveratrol que sea efectivo, pero sin llegar a megadosis donde estaríamos hablando de un fármaco y en el que pueden aparecer, entre otros, efectos adversos». Pese a las bondades de este producto, las opiniones de los expertos consultados por este suplemento no se sitúan en la misma línea de los investigadores. Según Emilio Martínez de Victoria, catedrático de Fisiología y director del Instituto de los Alimentos de la Universidad de Granada, «no hay nada probado científicamente de forma definitiva. Hay estudios parciales sobre sus efectos anticáncer, enfermedad cardiovascular, neurodegenerativa y envejecimiento. No se sabe qué efectos tiene el consumo continuado de este tipo de sustancia antioxidante, ya que los mecanismos de transporte intestinal se saturan y su biodisponibilidad es muy baja y, por tanto, no se absorbe todo. Además, estas sustancias en dosis elevadas pueden tener un efecto prooxidante, en vez de antioxidante». En esta misma línea se sitúa la catedrática de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, Rosa María Ortega, quien añade que «si una persona toma resveratrol, pero tiene un aporte insuficiente de otro nutriente o fitoquimico, su salud se puede ver afectada. Como siempre, no hay compuestos milagrosos y lo importante es tener una alimentación correcta». Uno de los inconvenientes que presenta este producto es su precio: una caja de 30 pastillas, es decir, para un mes cuesta 49,95 euros. Una cantidad muy elevada si se tiene que tomar casi de por vida. «Una cápsula no va a garantizar que una persona envejezca bien y tampoco exime de una dieta saludable, de la práctica de ejercicio físico o de evitar hábitos tóxicos y perjudiciales para la salud, como el alcohol y el tabaco», asegura María José Alonso, vocal de Plantas Medicinales del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona. Martínez de Victoria también comparte esta opinión y sostiene que «no es necesario tomar este tipo de suplementos si se sigue una dieta rica en frutas y verduras. Con dos copas de vino tinto diarias obtendremos los efectos que buscamos». La presencia de este tipo de productos en el mercado que, según Alonso, «se comercializan como elixires de la eterna juventud son válidos y me parece muy bien que se desarrollen y, en situaciones concretas pueden desempeñar un papel, pero no se debe generalizar su uso».

 

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Nunca pudo llegar a pensar un flavonoide, caso de que los flavonoides piensen, que alcanzaría la fama y predicamento que ha logrado el resveratrol. Desarrollado en la piel de la uva, es un inversión segura contra las cardiopatías, los riesgos derivados de la hipertensión, el cáncer, el Alzheimer o las derivas coronopáticas de los diabéticos. Pero todo esto, con ser tanto, se queda en casi nada si se consideran sus capacidades como activador de las sirtuinas (que estimulan la supervivencia de las células), como inhibidor de las enzimas leucocitarias y de la producción de leukotreno (factor que amplifica la respuesta inflamatoria), y como antioxidante o antienvejecimiento general. La cuestión ahora está en dirimir si todas esas ventajas, amplificadas «ad infinitud» en la síntesis de una pastilla, son compatibles con el goce de un buen vino tinto, generoso en resveratrol en la medida que dicta la madre naturaleza. Ya lo dijo el gran Leonardo da Vinci: «Sólo se puede ser feliz allá donde la vid produce los frutos necesarios para obtener un buen vino».