Cuba
De Miguel nada
Obama se convierte hoy en el Presidente de los Estados Unidos de América. Un Presidente con la mitad de su sangre negra, inmediata al África Oriental. Sus antepasados, hasta trasanteayer, fueron esclavos y servidores de los británicos, dueños y señores de la mayor extensión de África en el penúltimo siglo. Obama ha dado un vuelco a la sartén, y el bisnieto de esclavos jura hoy como emperador del mundo, al menos del mundo libre, que con todos sus errores, carencias y equivocaciones, sigue siendo el único mundo habitable. Los juramentos de los presidentes americanos están siempre ligados con el frío. El 20 de enero es la fecha inamovible establecida, y en Washington los inviernos son gélidos. El espectáculo no desmerece de la importancia y solemnidad del acto. Un gran desfile militar rodeado del calor, si ello es posible, de una muchedumbre que ama a su nación y venera a su Bandera. Para envidiarlos. En el lenguaje críptico de la seguridad nacional, al Presidente se le llama «La Libertad». Obama venció con holgura en la nominación de su partido, el Demócrata, y arrasó en las elecciones presidenciales. Por primera vez en mucho tiempo, un Presidente de los Estados Unidos no ha sido insultado por la inconsistente Izquierda europea antes de tomar posesión de su cargo. En España, la retroprogresía, los cómicos de Visa Oro y hasta Zapatero están con él. No se confundan. Obama es el Presidente de los Estados Unidos y actuará como tal. Su política no será la de Bush, pero en su proyección exterior, demócratas y republicanos coinciden casi en plenitud. Obama recibirá a Zapatero, pero Zapatero se disculpará previamente, o lo hará el ministro de Asuntos Exteriores en su nombre, o el Embajador de España le hará llegar un documento de solicitud de perdón, porque la ofensa de Zapatero a la Bandera de los Estados Unidos, también ofendió al ciudadano Barack Obama en su momento. Y los progres Visa Oro, los cómicos de la cultureta, los cursis del pañuelo palestino, recibirán con júbilo, como el resto de los seres humanos libres, las prudentes aperturas que Obama va a impulsar sin olvidar su fundamental responsbilidad como Presidente de los Estados Unidos. Quizá una mayor flexibilidad con Cuba, que la bestia se rinde también con las aparentes caricias, pero que nadie espere un cambio radical en las misiones militares americanas en los territorios afines al terrorismo islámico. Pero lo cierto, es que Obama no tiene en cuenta en demasía lo que esperan de él los progres españoles, sino el mundo libre, y muy especialmente, sus millones de conciudadanos. Obama llega con un atractivo «kennedyano», que no «bostoniano», en su figura. Obama es religioso. Obama tiene una mujer, discreta y atractiva, negraza total, que se ha convertido desde hoy en la Primera Dama de una nación que ha considerado a los negros, hasta hace poco, ciudadanos de segunda. Obama es una ilusión compartida por todo el mundo, y será un buen Presidente de los Estados Unidos. Bienvenido sea y que Dios le ayude a soportar lo que se le viene encima. Jurará ante la Biblia la breve Constitución de los Estados Unidos. Y no es cierto -lo he sabido de fuentes de imposible duda-, que se sienta preocupado por el asunto de Miguel Blesa. No va a mencionar a Miguel Blesa en el acto de su juramento. Con lo importante que eres, Miguel, y Obama pasa de tí. Te tendrás que conformar con Gallardón. ¡Ay, qué nervios con lo tuyo, Miguel!
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