El arte de convencer

Fue un fiel reflejo de la personalidad de los candidatos. Juan Fernando López Aguilar y Jaime Mayor Oreja son dos buenos políticos y dialécticos, pero con sensibles diferencias. El ex ministro del Interior tiene templado el carácter y lleva toda su vida muy acostumbrado a sortear cámaras, micrófonos, sin que nada quiebre su sosiego. El ex titular de Justicia es más de puro nervio y utopía. Ello se une a que Mayor abundó en propuestas, fiel al eslógan de su partido: soluciones ante la crisis.López Aguilar siguió la estrategia socialista: mucho más ideologizado, en el sempiterno ataque al modelo ultraconservador, plagado de ese discurso tan social, verde y sostenible, en recuerdo de Bush y el «ladrillazo» especulativo. El candidato del PP replicó con la realidad, con cifras que afectan a todos los ciudadanos. El aspirante del PSOE intentó movilizar a una izquierda radical proclive a la abstención. El mensaje de Jaime Mayor fue pragmático, cercano y convincente. El de López Aguilar más partidario y segmentado hacia un sector de la población.El debate resultó esclarecedor. Uno ofreció propuestas concretas para afrontar la crisis. El otro lanzó soflamas izquierdistas para combatir la abstención de un electorado en potencia favorable. Mayor Oreja siempre tuvo un libro de cabecera: «El arte de la prudencia», de Baltasar Gracián. Anoche lo utilizó para su nuevo reto. Ejerció mejor que su adversario, con credibilidad y confianza.