«El hombre del consenso»

Llegó en medio de la polémica, avalada por sus enfrentamientos continuos, cuando era responsable de la Fiscalía de Madrid, con el Gobierno del PP, hasta el punto de demandar al entonces ministro de Justicia, José María Michavila. El Tribunal Supremo la rechazó de plano. Frases como «soy de izquierdas y como tal actúo» o «ya luchamos en su día contra los padres de los que gobiernan –en referencia al PP– y ahora lucharemos contra sus hijos» vinieron a caldear todavía más el ambiente en su relación con el Ejecutivo. Por ello, cuando Zapatero le designó para sustituir a López Aguilar no fueron pocos los que se llevaron las manos a la cabeza. Pero él había logrado su objetivo de pasar a la primera línea política. Quienes le conocen le definen como un hombre áspero al que pierden en más de una ocasión las formas. Sus dos años al frente de Justicia no han sido, precisamente, plácidos. La huelga de funcionarios, las «injerencias» en relación con el «caso Mari Luz» o el reciente paro judicial son ejemplos de las polémicas en las que se ha visto envuelto. Eso sí, logró que todas las asociaciones se uniesen en las reivindicaciones. Se convirtió en el ministro que logró la unidadde la Carrera. Un hito.