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Francia planta cara a los alemanes

El nuevo C-5 de la casa francesa quiere hacerse un hueco en el sabroso mercado de los coches de lujo, dominado por las marcas alemanas.

La Razón
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Citroën ha modelado un nuevo C-5 que merece elogios. Aquí se podrían terminar los comentarios, porque el acierto es completo a la vista del exterior e interior del renovado C-5. Pero vayamos por partes. Los diseñadores han empleado líneas suaves para los laterales, aunque la presencia es acertada. No es compacto, sino ágil, y presenta una proa totalmente identificada con la marca. Unos faros que se extienden en su parte final hacia el capó, una parrilla enmarcada por los característicos «chevrones» y una boca inferior, debajo de la matrícula, alargada y redondeada, que le confiere un aspecto un tanto deportivo. La parte posterior es rotunda, muy al estilo de las grandes berlinas del mercado europeo. Un giro copernicano respecto al anterior, que presentaba en su última remodelación unos pilotos de dudoso gusto, aunque muy eficaces. Ahora son más cuadrados, estrechándose hacia el interior, con «leed´s» incorporados para una mayor luminosidad y ahorro energético. La tapa del maletero presenta un pequeño spoiler que consigue un aspecto dinámico.

 

Sin estridencias

El nuevo C-5 se presenta con dos tipos de amortiguación: la ya conocida hidroneumática, en su tercera serie, confortable a cualquier nivel de marcha y pavimentos variados, y una clásica de amortiguadores y muelles que el fabricante, no se sabe bien por qué, llama «metálica». Esta última, de menor costo, se comporta perfectamente bien, como no podía ser menos, ya que el más elevado porcentaje de automóviles del mercado la utiliza y sus bondades están experimentadas.

El interior destaca por el estilismo que se ha hecho presente desde el principio. Todo tiene un toque elegante y sin estridencias, con una consola de instrumentos clara, moderna, y con controles fáciles de leer. Los asientos tienen una ergonomía muy estudiada, con acabado impecable. Y este acabado se hace notar en todas las zonas del interior. Plásticos de excelente calidad, con buen encaje entre ellos, que sugieren una larga vida y falta de ruidos molestos.

La mecánica de este C-5 se confía a tres motores de gasolina de 1.8, 2.0i y 3.0 litros, con 127, 143 y 215 caballos respectivamente. En diésel, el fabricante ha elegido sus conocidos HDI de 110, 138, 173cv. y un V6 de 208. Tanto la seguridad activa como la pasiva, así como el frenado, han logrado resultados excelentes. Los precios se harán públicos la próxima semana.

Citroën C-5 HDi 2,0

Cilindrada: 1.997 cc.

Potencia: 138 cv.
Velocidad máxima: 205 km/h.

Aceleración 0-100: 9,7 s.

Peso: 1.561 kg.

Capacidad depósito: 66 litros.

Consumo medio: 6,0 litros.

Plazas: 5.

Tracción: delantera.

Cambio: manual 6 velocid. Capacidad maletero: 471 l.

Largo/ancho/alto: 4,74/1,78/1,47. Precio: Sin determinar.