Aborto
La cultura de la muerte
Un aspecto poco comentado del avance de la Cultura de la muerte es su sistemática perversión del Derecho en Occidente. Pero sólo en la singularidad del Derecho a la vida. Sería inaudito que se retorciese con idéntica torsión el derecho mercantil o el procesal. Nos crearía tantas dificultades a los adultos sanos que no se plantea.En España existe una ley que despenaliza el delito del aborto provocado en unos supuestos. Pero estos supuestos son absolutamente vacíos. Si uno no se adapta al deseo del legislador, se recurre al siguiente o al posterior. Y si ninguno se adapta, generalmente no sucede nada. Si es necesario se rompe el papel por donde está escrito el artículo o «si no le gustan mis ideas, tengo otras». En el caso rarísimo de que se procese a un abortero y se le encuentre culpable, el gobierno aplicará el indulto, como ya ha sucedido en el pasado. El bloque ley-praxis favorece sistemáticamente la destrucción de vidas, incluida la de la madre (el padre sólo existe para pagar y no lo digo para bromear). Lo triste es que juegan con vidas humanas.Además, la protección maternal con dinero público es mínima, los medios de comunicación social hablan siempre del «derecho a abortar» a pesar de que jurídicamente no existe tal, y los colegios de médicos no intervienen o protegen a sus colegiados aborteros. El frecuente síndrome del postaborto no es contemplado en los planes públicos de salud. Y, para terminarlo de torcer, la legislación es absolutamente cruel con los restos de los niños abortados que son sólo material biológico. ¡Los obispos tienen razón!
*Presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC)
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