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Murcia

La de arena

La Razón
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El Atlético tiene mosca a su parroquia. Cuando más ilusión había llegó el derbi y la derrota. Con ello resurgió la desconfianza. No ha tenido buenas horas últimamente el equipo y ha disgustado al personal. Caer contra el desnortado Valencia en la Copa acabó por decepcionar. Ayer, a las primeras de cambio, la grada comenzó a distanciarse del equipo.

El Atlético ha perdido fuerza en el centro del campo y todas las posibilidades están centradas en las incursiones de Simão, los aciertos en el remate de Forlán y las ingeniosas jugadas de Kun Agüero. Cuando estos dos últimos se convierten en socios bien avenidos el Atlético puede hallar el camino de la victoria. Ayer llegó la primera gran ocasión y fue Forlán quien batió a Notario, mas el árbitro anuló el tanto por fuera de juego.

El adversario no era esta vez equipo que pudiera influir psicológicamente de manera negativa por su potencial y, sin embargo, creó incertidumbres en el juego colchonero. La diferencia de potencial entre ambas formaciones tenía que dar como resultado la victoria local y no fue así.

La vida atlética es siempre confusa. Se ha puesto en solfa al entrenador y se ha sospechado que el director deportivo Jesús García Pitarch había pedido la destitución. Éste salió a desmentir tal estado de ánimo en la directiva y afirmó que si el equipo se clasifica para las competiciones europeas, Javier Aguirre continuará una temporada más. El entrenador, ahora, no parece ser de la misma opinión.

Llegó el penalti y el gol del Murcia, constatación de que el Atlético sigue teniendo su punto débil en la zaga y no despeja incógnitas. Lo mejor para los colchoneros fue el empate de Luis García, y lo peor, la confirmación de su histórica relación con la desgracia.

La lesión de Agüero fue la peor noticia de la tarde en el Vicente Calderón. Otra vez la de arena. Es el sino atlético.