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La familia sagrada

La Razón
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Desde aquel sagrado modelo de familia cristiana: el padre adoptivo (San José), la madre adolescente (la Virgen María), el niño con un futuro excepcional aunque trágico (Jesucristo), el buey y la mula (animalicos), los conocidos visitantes (los Reyes Magos, a los que ya he enviado mi carta anual, y los pastorcillos, a los que no les he mandado ni un triste imeil porque me ciega el «qué hay de lo mío» típicamente hispano)…, ha llovido mucho. Vale, no ha llovido tanto porque si no, no tendríamos necesidad de un Plan Hidrológico, pero ha pasado muchísimo tiempo. Ahora las familias no son necesariamente un grupo de seres vivos con relaciones basadas en el parentesco, o la divinidad. Una familia puede ser una unidad taxonómica de géneros estrechamente relacionados (toma ya). O una familia de conjuntos matemáticos de aquellos de mi infancia (un conjunto universal U, un conjunto de subconjuntos U, y otras menudencias pre-LOGSE). La familia puede ser en nuestros días un agente económico, o un grupo de instrumentos musicales, o unos cuantos mafiosos como Los Soprano. A mí me gustan las familias. Todas. Desde la de los Simpsons a la de Benazir Bhutto, que ha muerto asesinada, como su padre y sus dos hermanos, siguiendo una macabra tradición familiar impuesta por los bárbaros del país donde nació. Una familia la puede montar Sarkozy por las callejuelas de Eurodisney en un quítame de allí esas huelgas, con dos niños hijos de padres separados, una novia ex modelo jipiprogre (pongamos Carla Bruni) y una suegra riquísima de izquierdas (todos los millonarios europeos son de izquierdas, excepto cuando cuentan sus millones, que se ponen suizos). La familia hoy día es «el lugar donde las personas aprenden a cuidar y a ser cuidadas, a que se confíe en ellas, a nutrir a otras personas y a nutrirse ellas», como enseñarían en Educación para la Ciudadanía. O sea, que una familia puede ser desde un restaurante que ofrezca un menú diario a módico precio hasta un ambulatorio de la Seguridad Social. Pues que viva la familia. Digo yo.