Crisis del PSOE
Llamativos liberales
La alegría que me suscita la persistencia del personal en recelar de la bobada progresista que acusa a la libertad excesiva de ser responsable de nuestros males queda algo empañada por lo que oigo y leo que se dice sobre el liberalismo. Tituló «El Mundo» a propósito del nombramiento de José Manuel Campa: «un liberal en la corte de Zapatero», y a continuación aclaraba que el flamante secretario de Estado de Economía propone ¡despido más fácil y salarios más bajos! Debió de revolverse en su tumba de Edimburgo el viejo Adam Smith, que propugnaba lo contrario: derechos de los trabajadores y salarios altos. También fueron llamados liberales los economistas que respaldaron un manifiesto que apunta a obligar a todo el mundo a firmar un mismo contrato de trabajo. Desde siempre se ha llamado liberal al pensamiento económico del Banco de España, entidad pública y monopólica que no se ha destacado por defender la propiedad privada y los contratos voluntarios, que algo tendrán que ver con el liberalismo, digo yo, sino por pequeños retoques al patrón intervencionista predominante, al que jamás ha cuestionado. Esta semana anunció «El Economista»: «Dos ex ministros del PSOE piden una receta liberal contra la crisis». Se trata de Javier Gómez-Navarro, en cuyo currículum liberal destaca el haber aniquilado la libertad de horarios comerciales en 1993, y Jordi Sevilla, que se ha hartado de proclamar que la culpa de la crisis actual es del liberalismo exagerado. Dirá usted, aquí están pasando cosas raras. Pues no se pierda la propuesta de estos dos grandes liberales: ¡subir el IVA! Parece que los liberales son personas que quieren imponer cosas o proponen reformas que se traducen en imponer cosas que limitan la libertad de los ciudadanos en aras de la consecución de nobles objetivos de carácter colectivo. Dirá usted: eso se parece al socialismo, que recorta nuestra libertad pero lo hace por nuestro bien, porque si somos libres, ya se sabe, nuestra torpeza y codicia producen pésimos resultados. Eso no es que se parezca al socialismo, sino que es exactamente el socialismo, como diría Hayek, de todos los partidos.
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