Caracas
«Me hubiera encantado nacer ahora»
Luchó por abolir la prohibición que impedía torear a las mujeres. Y lo logró
Trabaja sin descanso en el campo, en las tierras de Sevilla y vive encantada en las raíces de lo que la enamoró: el toro. El motor de su vida.
–¿A qué se dedica ahora?
–Llevo dos ganaderías como representante.
–¿Torea alguna vez en el campo?
–Poco, porque me da miedo hacerme daño, todavía tengo secuelas de la cornada de la espalda, pero a veces, si la vaca es muy buena y pequeña, sí toreo.
–Seguir relacionada con los toros debe ser una manera de dar salida a la afición.
–Yo estoy contentísima. Para mí fue una bendición que me dieran esta oportunidad, porque no sé hacer otra cosa.
–Lo pasará mal cuando un toro de las ganaderías que regenta coge a un torero o sale malo.
–Es horrible, supone mucha responsabilidad, pero también disfruto mucho cuando embiste y deja al torero crear.
–Vivió una de las etapas más intensas de la mujer en los ruedos. Luchó por que retiraran la prohibición en la época de Franco.
–Y costó tres años de negociaciones. De pasar de un despacho a otro, de negativas, de papeleo... Pero el día que por fin me vi haciendo el paseíllo me sentí la mujer más feliz del mundo.
–¿Cómo fueron esos tres años para abolir la ley que prohibía torear a las mujeres?
–Me ayudó mucho un abogado llamado José Briones, que además era una bellísima persona. Le pedí ayuda y me dijo que sí, a pesar de que no tenía manera de pagarle.
–¿A qué se dedicó durante esos tres años de gestiones?
–A muchas cosas. Vendía patatas, recogía tomates en el campo. Después me fui a Madrid y empecé a doblar películas. Doblaba a Marisol y a actrices americanas.
–Hasta que un día el papeleo tuvo sus frutos y...
–Tuvimos que llegar hasta al Supremo, pero lo conseguimos. En ese momento estaba doblando la película de El Zorro y la dejé, claro, lo dejé todo.
–Y comenzó a prepararse.
–Sí, me apoderaron Manuel Benítez «El Cordobés» y Paco Ruiz, así que me vine a Sevilla a prepararme. Comenzamos la lucha.
–¿Dónde fue el debut?
–En un festival en Jerez de los Caballeros en 1974.
–Y al año siguiente ya hizo temporada con caballos.
–Toreé 18 novilladas y a la 19 un novillo me cogió de mala manera y me dio una cornada muy fuerte en la columna. Fue en Huesca.
–¿Le truncó su carrera?
–Me costó mucho tiempo recuperarme, tres años, después reaparecí en Caracas, hice temporada americana, pero no me encontraba bien. Mentalmente también me costó, porque me veía en una silla de ruedas. Fue duro, pero ya pasó y nunca quise dar pena.
–¿Por qué le cogió?
–Creo en el destino y me tenía que pasar. No hay más vueltas. Fue todo muy trágico, pero me hizo muy feliz torear y me mereció la pena todo lo que vino después.
–Y no pudo torear en Madrid ni en Sevilla.
–Tenía firmada con Balañá una exclusiva de 64 festejos en España y 38 en América. No pudo ser. Ni pisé Madrid ni Sevilla ni me hice millonaria, pero gané un pellizquito, que me ha permitido vivir.
–¿Ha cambiado mucho el toreo en los últimos tiempos?
–Mucho, me hubiera encantado nacer ahora. Hoy día la profesión está difícil para todos, hombres y mujeres. Pero ahora se mira el que llena, el que quiere. No hay más que ver la temporada que han hecho Perera o José Tomás, se arriman como perros.
–¿Con qué toreo se identifica?
–Con el del valor justo nada tremendista. Me gusta torear con hondura, temple y plasticidad.
–Casi nada.
–¡Claro!, es que me sacó el abuelo del actual Manzanares. Me apoderó cuando tenía 12 años y maté mi primer becerro a los 9 años en la plaza que Paco Esplá tenía en Alicante.
De actriz de doblaje a novillera
En la temporada de 1975 tenía firmada una exclusiva para torear un gran número de festejos, ya había logrado su mayor éxito, acabar con una ley que prohibía torear a las mujeres. Pero una cornada en la espalda le truncó el futuro. Ángela nació en Alicante, mas por la profesión del padre, guardia civil, se acostumbró desde pequeña a los viajes. Pronto le nació la vena del toro, a la única de los seis hermanos. Mientras gestionaba el papeleo para ganar el pulso a la justicia, trabajó en el doblaje. Una vez que el toro le quitó de la circulación, Ángela se dedica a las tareas del campo como gerente de dos ganaderías. Las anécdotas se le agolpan en su discurso.
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