Copa del Rey

F. C. Barcelona

Mereció la final

La Razón
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Lo ideal para el Barcelona era marcar con el fin de obligar al Chelsea a salir de su zona en busca del gol. Lo peor que le podía suceder era lo contrario, que marcara el equipo inglés y de esta manera volviera donde suele. Es decir, a atrincherarse en su campo, a volver a la muralla, a montar de nuevo toda su estrategia en la defensa con nueve hombres y Drogba como único atacante. La final la consiguió el Barça in extremis y con toda clase de su- frimientos.A los nueve minutos, un rebote en la espalda de Touré Yayá dejó el balón a Essien, quien, de volea, mandó un tremendo dis- paro que dio en el larguero y se coló en la portería de Valdés. Nada pudo hacer el cancerbero barcelonista. En nueve minutos volvimos a vivir el espectáculo del Camp Nou. El Chelsea se retrasó, mantuvo presión constante y marcajes pegajosos. Con tanto hombre en el borde de su área los ataques barcelonistas se estrellaron contra el muro. Volvió a conservar, a destruir, a no hacerse merecedor de la final.Messi tardó en aparecer y las paredes entre Iniesta, Xavi y Etoo fueron desbaratadas por los londinenses. El equipo barcelonés volvió a padecer falta de inspiración en los metros finales. Poseyó el balón siempre y tuvo que vivir algunos momentos de angustia cuando los adversarios, en rápidos contraataques, pusieron en aprietos a Valdés. A Alves, en una absurda entrada, le mostraron la tarjeta y no jugará la final. Abidal fue expulsado en el segundo tiempo y los problemas crecieron.No fue el Barça del Bernabéu. Fue el del partido de ida con el Chelsea. No supo resolver el problema que le planteó el equipo londinense. Messi no brilló, Iniesta hizo demasiados regates, aunque finalmente fue el hombre del partido con su extraordinario gol. El Barça tuvo más minutos la pelota, pero no tiró a gol. Lo hizo una sola vez y fue suficiente. Le salvó la fe.