España

Micrófonos peligrosos

La Razón
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La ruptura del diálogo social ha provocado una pugna entre Gobierno y patronal por ganar la batalla de la credibilidad sobre lo sucedido ante la opinión pública. Pero, independientemente del lado que caiga la balanza, el desacuerdo perjudica a los ciudadanos españoles que ven cómo transcurre el tiempo sin que las autoridades del país adopten medidas efectivas para frenar los devastadores efectos de la crisis, cuando el paro alcanza ya al 18% de la población. La situación en España es bastante peor que la de los países de su entorno y la cifra de desempleados duplica y triplica la de esas mismas naciones, por lo que resulta poco edificante que Ejecutivo y empresarios se tiren los trastos a la cabeza y se responsabilicen mutuamente del fracaso negociador.Pero ese tono utilizado en la disputa, inusualmente elevado, puede tener su origen en causas diferentes a las estrictamente económicas, Habría que retrotraerse a un inoportuno comentario realizado hace meses cuando el presidente de la patronal participaba en un desayuno informativo y, en un momento dado, creyendo que el micro estaba cerrado espetó: «El problema no es la crisis, el problema es Zapatero». Díaz Ferrán dio mil explicaciones al inquilino de La Moncloa que éste al parecer aceptó. Sin embargo, los últimos acontecimientos permiten pensar que el jefe del Ejecutivo no ha olvidado la inadecuada opinión del jefe de los empresarios y que la puesta en escena de la ruptura es su respuesta a aquella demasía. Zapatero puede estar tratando de enfrentar a Díaz Ferrán con la CEOE para que la entidad lo sustituya, dado que él no lo considera como interlocutor en el imprescindible diálogo social. Otra posibilidad es que el Gobierno agarre el toro por los cuernos y proponga auténticas medidas reactivadoras de la economía, aunque resulten impopulares y enfaden a los sindicatos. De momento, no da la impresión de que los derroteros vayan a ir por esa vía porque el Ejecutivo aparece aliado con las centrales sindicales hasta el punto de que hay quien señala a Cándido Méndez como el verdadero artífice de buena parte de la política económica de Zapatero.Por ahora, la hoja de ruta gubernamental presenta la ampliación por decreto del subsidio para los parados que hayan dejado de cobrar el desempleo y la subida de las pensiones más bajas, que Zapatero anunciará en León a primeros de septiembre. Ni una palabra de reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social, que equipare lo que pagan los empresarios españoles con la media de sus homólogos europeos. Corbacho asegura que si accediera a la petición de la patronal se pondría en riesgo el futuro de las pensiones. España necesita que las empresas no cierren y creen puestos de trabajo para que suba el número de cotizantes a la Seguridad Social como forma de garantizar las pensiones futuras. Es de perogrullo que con el crecimiento del desempleo se reducen las cotizaciones en detrimento de las pensiones futuras y aumenta el gasto público en subsidios de paro. Además, el número de desempleados sólo se incrementa en el sector privado, porque las Administraciones siguen aumentando las contrataciones a costa del bolsillo del contribuyente. En el segundo trimestre crecieron los empleados públicos en 21.600 personas. No parece que ése sea el camino.