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Necesitas a la familia

La Razón
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Hace una veintena de años me encontraba asistiendo a una predicación en una iglesia evangélica del sur de los Estados Unidos. El pastor había comenzado a acercarse al tema de su sermón de manera harto elocuente. «Has terminado el día y llegas a casa cansado. Te descalzas, te sientas en tu sillón preferido y entonces el Diablo te dice: Necesitas una (y aquí mencionaba el nombre de una conocida marca de cerveza), pero no es así. Al final del día, cuando estás exhausto, cuando no puede más… ¡Tú necesitas a Dios!». He recordado aquel mensaje en infinidad de ocasiones y por multitud de razones. No sólo porque al predicador, rezumante de temor del Señor, parecía importarle un bledo lo que pudieran pensar otros; no sólo porque retrataba al Príncipe de las Tinieblas como si fuera un astuto anuncio de televisión; no sólo porque arrancó un enfervorizado Amén de la multitudinaria congregación. Creo que lo he conservado en la memoria, por lo que tenía de clarificador. Venía a decir: «Queridos hermanos, no os dejéis engañar por el marketing de Lucifer. Cuando se está al borde de las fuerzas, no se necesita intentar recuperarlas con alcohol sino aferrarse al Dios Todopoderoso… y peor para los que no lo vean». He vuelto a acordarme de aquella predicación por la convocatoria de hoy en pro de la familia. Si uno conecta la televisión, si escucha la mayoría de las tertulias, si lee buena parte de la prensa y no digamos ya si cree en la política del gobierno de ZP, se diría que lo que necesita España es aniquilar la institución familiar. El aborto –Soria dixit– ha pasado a convertirse en un derecho precisamente en medio de la mayor crisis demográfica de nuestra Historia; el desdibujamiento de la familia con la ley de matrimonios homosexuales es un avance de las libertades –o así parecen creerlo Zerolo y sus cuates– y, a juzgar por las series de TV, en España en las comunidades de propietarios –donde siempre hay gays simpatiquísimos– es imposible encontrarse con un matrimonio normal. La realidad es que diez millones de personas son matrimonio en España frente a menos de un millón que son parejas de hecho y unas escasas diez mil parejas homosexuales. La realidad es que si España ha soportado hasta ahora sin sangre las deficiencias de nuestro sistema de bienestar y las sucesivas crisis económicas es gracias a la familia. La realidad es que resulta incalculable el dinero que se ha ahorrado el contribuyente en jueces, policías y psiquiatras cuando la familia ha funcionado como es debido. La realidad es que si esta nación no se va al garete en no escasa medida se debe a los que creen en la familia y en que no se puede hacer experimentos con su futuro a tontas y a locas. Son esas familias las que se lanzarán hoy a la calle sin tener en cuenta sus posibles diferencias políticas, religiosas, raciales o culturales. Como familias a secas. Como una institución que surgió mucho antes del nacimiento de Jesús e incluso de que Dios le entregara la Torah a Moisés en el Sinaí. Eutanasia, mayor liberalización del aborto, matrimonios homosexuales… eso es lo que ZP y sus acólitos dicen que necesita España. Es mentira. Lo que España necesita es, más que nunca, a las familias.