Desarme de ETA

No dar facilidades

La Razón
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Dos atentados brutales en dos días, con dos muertos, más de medio centenar de heridos y un edificio entero prácticamente demolido, constituyen una manifestación más que evidente de que la banda asesina, tocada en sus recursos y efectivos pero en absoluto hundida, quiere llevar al Gobierno de nuevo al escenario de la negociación política. Los jefes de Eta no quieren negociar y nunca lo han querido. Su objetivo no es otro que imponer sus ideas delirantes y hacerlo por medio de la violencia y el terror.No es momento de palabras altisonantes ni juicios excesivos. Es fácil encontrar, en estos casos, a personas que se dejan llevar por la indignación planteando imposibles. Entra dentro de lo normal. Pero lo que procede ahora es, primero, el reconocimiento, una vez más, de la tarea sorda de las Fuerzas de Seguridad, en particular de una Guardia Civil siempre eficaz en la lucha contra Eta y situada en el primer nivel de riesgos, como se está viendo. En segundo lugar, reflexionar para ver si desde el punto de vista de la seguridad hacemos lo que se debe, o bien podríamos mejorar. Es evidente que las casas-cuartel son objetivo claro y fácil de los etarras, razón de más para estudiar y decidir sin dilaciones si conviene sacarlas de las ciudades «bunkerizándolas» en zonas seguras, o quizás eliminarlas directamente facilitando viviendas gratuitas a los guardias que las necesiten.También se debe analizar de qué manera trasladan los terroristas sus armas y explosivos a una isla como Mallorca, en la que pasa sus vacaciones la Familia Real. Igual no se hacen suficientes controles en los transportes marítimos, atestados estos días de turistas que se desplazan por mar con sus propios coches y furgonetas a bordo. Está claro que por vía aérea esos controles son exhaustivos, hay quien piensa que incluso en exceso. Pero quizás las inspecciones no sean tan rigurosas en los barcos, y de ahí que un comando armado pueda entrar en una isla que en teoría debería estar completamente protegida.Es evidente, en cualquier caso, que la única responsabilidad de los atentados es de quienes ponen las bombas, aunque importa mucho no darles facilidades. Por supuesto que lo relevante es detener pistoleros y comandos, pero también debe serlo no bajar la guardia por parte de quienes pueden ser objetivo de los terroristas, que en último término somos todos.Por eso, en tercer lugar, procede que las administraciones se rearmen frente a esta nueva ofensiva etarra, de manera que quede claro que nunca alcanzarán nada por la vía de las pistolas. El chantaje del terror no puede ser premiado con una mesa de negociación. Si tienen claro esto habremos ganado mucho, pues sabrán siempre que cada vez que cometan un asesinato estarán dando pasos inexorables hacia la cárcel, pero únicamente hacia la cárcel.Por eso tiene razón el Foro Ermua cuando pide a los principales partidos que formalicen por escrito un mensaje en el que, amén de condenar el terrorismo, rechacen también con claridad cualquier tipo de diálogo con los asesinos, al menos mientras éstos no entreguen sus armas de manera total y definitiva, y por supuesto sin exigir nada a cambio.