Estreno

Peinada para la eternidad

Peinada para la eternidad
Peinada para la eternidadlarazon

Uno prefiere no imaginársela en su imagen postrera, minada por el cáncer y los tratamientos que provocan inevitable alopecia, porque es mucho mejor pensar en despedirla como si muriese con la cabellera puesta, peinada para la eternidad, con esa explosión de rizos sueltos inalterables ante cualquier acción o agresión que la convirtieron en icono de la cultura popular de los años más liberados y horteras del siglo XX, entre los acampanados 70 y el solapón de los 80. El peinado de Farrah soportaba saltos, tiroteos y desafíos al límite de velocidad en descapotable. Fue el mejor anuncio de champú y fijador de todos los tiempos. Queda ahora discutir la faceta de la Fawcett como actriz. Como ella dijo: «Al ver el éxito de los tres primeros episodios de Los Ángeles de Charlie, pensamos que era por nuestra interpretación. Al cuarto nos dimos cuenta de que era porque ninguna de nosotras llevaba sostén». En cualquier caso, se podría decir que fue el primer mito erótico surgido de la televisión, con todo su «merchandising» alrededor. Pósters, muñecas y complementos, por no hablar de su estilismo, que marcó época. ¿Los caballeros las preferían rubias? Durante un tiempo, todas querían parecerse a ella, aunque hubiera quien prefiriera a las morenas, que tampoco hay que negarles «fans» a Kate Jackson y a Jaclyin Smith, pero ninguna de los dos puede presumir de tener una estatua como símbolo Pop en el Museo de Andy Warhol.Mujer violadaFarrah podía haber sido una pequeña actriz de culto para iniciados por algunas de sus primeras películas, como «La fuga de Logan», la curiosa adaptación de Gore Vidal en el divertido transformismo de «Myra Breckinridge», o hasta por la avanzada «Rollerball», pero su carrera quedó marcada por la celebridad televisiva, con la única salvedad de su premiada interpretación en la versión cinematográfica, tan dramática como excesiva y sin cortarse un pelo, como la mujer violada que devuelve la humillación a su agresor. El resto de su vida profesional, salvo alguna experiencia en teatro, que no era lo suyo, fue un deambular entre una filmografía de escaso relumbrón y apariciones en diversas series más como convidada de alta peluquería que otra cosa.Hay quien tiene suficiente con un relámpago en su vida para formar parte de la Historia de la humanidad moderna. Quizá eso es lo que le pasó a Farrah con «Los Ángeles de Charlie». Su primera hazaña fue escapar de la atenazante sombra de su primer marido, el cachas biónico Lee Majors, o «El hombre de los seis millones de dólares», y luego vivir una larga historia de amor con Ryan O'Neil llena de desgracias y circunstancias trágicas, con enfermedades de ambos y la peripecia dramática de su hijo, que constituyen de por sí un peliculón lleno de ingredientes de emoción supina hasta acabar con una vibrante boda en artículo mortis como redondo final. Quiso dejar como legado un documental donde filmaba sin pelos y señales su agonía que no pensamos ver. Mejor recordarla con su melena llena de caracoles de oro al viento, ángel carnal y liberado sin que nunca llegáramos a ser quien era el listo de Charlie.