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Polaroid: el fin de una era

La Razón
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n los últimos días, debido a la coincidencia en el tiempo de noticias como el cese de la fabricación del HD DVD o el anuncio de la apertura de códigos por parte de Microsoft, ha quedado en un segundo plano algo que afecta a millones de usuarios en todo el mundo: el anuncio, por parte de Polaroid, del cese de la fabricación de los carretes de fotografía instantánea. Esta decisión, motivada por la caída de las ventas en todo el mundo, deja sin una herramienta valiosa a miles de profesionales.

Desde profesores de arte a profesionales de la moda, pasando por estilistas, médicos o decoradores, todos ellos han utilizado en algún momento las fotos Polaroid en su trabajo. Algunos artistas modifican la fotografía antes de fijarse, convirtiéndose dichas instantáneas en obras de arte. Un gran aficionado a este sistema fue Andy Warhol, siempre acompañado de su inseparable cámara.

 

Vender la licencia

Muchos usuarios han hecho ya acopio de carretes, y han dejado las estanterías de las tiendas prematuramente vacías. Aunque no se aconseja acumular carretes para cámaras instantáneas, ya que, a diferencia de los convencionales, sólo se conservan óptimamente un par de años. Por otro lado, se están recopilando firmas en todo el mundo para que el fabricante dé marcha atrás con una decisión tomada hace tiempo. Aunque quizá no sea un adiós definitivo, ya que Polaroid ha mostrado su intención de vender la licencia para que otros fabricantes sigan su estela. De momento, el mayor beneficiado ha sido FujiFilm, que fabrica carretes compatibles con algunos de los modelos de Polaroid.

La primera cámara Polaroid se puso a la venta en 1948. Hacía tres años que terminó la Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos estaba en pleno «baby boom». Con este aumento de niños, las familias estaban deseosas de plasmar a sus familias. Gracias a Polaroid era posible fotografiar y positivar la imagen en apenas un minuto. Los carretes de película contenían las sustancias químicas necesarias para revelar las placas dentro de la cámara. Así, sólo era necesario agitar un poco las fotos para acelerar el secado de la imagen.

El éxito mundial del producto llegó en los setenta con el lanzamiento del modelo SX-70. Pero a finales de la década de los ochenta los problemas económicos no paraban de aumentar. El intento de evitar una opa hostil hizo endeudarse a la compañía de Massachusetts mucho más de lo deseado.

Su momento de mayor auge fue en 1991, cuando su facturación alcanzó los 3.000 millones de dólares. Desde entonces, la popularidad de las cámaras digitales fue en aumento a la vez que disminuía la de las instantáneas. Tanto es así que en la última década las ventas de éstas disminuyeron un 25 por ciento anual. Las cifras no engañan: en apenas siete años, han pasado de venderse 4,2 millones de cámaras instantáneas a tan sólo 240.000. Sin duda, la estrella de la cámara digital mató a la instantánea.