Posicionamiento

Este «palabro» fue incluido, desafortunadamente a mi juicio, en la última edición del Diccionario de la RAE. Significa «acción y efecto de posicionar», verbo que, a su vez, indica «tomar posición». De aquí, los más finos en estas cosas de la lengua, lo han derivado en política a «definición ideológica» y presumen de sus posicionamientos en esta o aquella cuestión de importancia mayor o supina. Todos los que tienen un posicionamiento suelen acompañarlo de otro horrísono verbo y, así, espetan: «Luego te vehículo mi posicionamiento para que lo filtres». Qué quieren ustedes, a mí me suena a «hemorroides», esa que se sufre en silencio y que te amarga la vida el día que se le ocurre salir a pasear. En estos últimos días, hemos asistido a diferentes posicionamientos ve-hiculados por parte de la izquierda con el apoyo de algunas comparsas de la derecha (que parece que gustan de posicionarse en todos los fregados que no conducen a nada bueno) contra parte de un discurso pronunciado por el Papa en África.

Uno, cuando ve a algunos políticos españoles, siente que están en el partido equivocado: son católicos, por tanto no son proabortistas y procuran seguir las directrices de la Iglesia de Roma, aunque militan en partidos de izquierda; otros, son agnósticos o ateos, no le otorgan magisterio al Papa, pero militan en el PP. Mi madre, cuando nos decía que hay que estar a las duras y a las maduras, nos ponía el ejemplo de aquel fraile que decía a sus hermanos: «Ha dicho el Prior que subáis a barrer y, luego, que bajemos todos a comer». Es evidente que tienen una hemorroide ideológica (vulgo almorrana); pero no el Papa, sino aquellos que se han posicionado contra él. Hay que leer los textos completos.