Sevilla
Puerto de Algeciras: un coladero sin control en la entrada a la Península
Un pasajero de Acciona cruzó el Estrecho desde Ceuta con un arma blanca sin que le fuera detectada.
Si vas con una navaja en el bolsillo en un área fronteriza lo lógico es que te la confisquen. Sin embargo, el miércoles 18 de marzo, M. P. T. embarcó en un ferry de Acciona Transmediterránea con un arma blanca de este tipo, tras permanecer horas en el recinto portuario con ella –la embarcación debía haber salido a las 20:00 horas y lo hizo casi a las 24:00– sin que nadie hiciera nada por evitarlo. Realizó el trayecto Ceuta-Algeciras y, según su experiencia relatada a LA RAZÓN, en las instalaciones portuarias norteafricanas «había guardias civiles y policías nacionales que no se percataron del hecho».Pero lo grave es que, según entienden fuentes del Instituto Armado, «en Ceuta el control de pasaportes, que lo hace la Policía Nacional, y el de mercancías de la Guardia Civil, es riguroso». «La seguridad en el puerto ceutí –añaden– ahora es buena».Y desde luego puede aplicársele tal calificativo si se compara con lo que sucede en Algeciras, el punto de enlace de la línea en la Península, donde, según han confirmado a este periódico fuentes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y de la Policía, «desde enero no funcionan ni el escáner ni el arco de seguridad que existen entre la sala de espera y las galerías de acceso a los ferrys». Desde ambos cuerpos reconocen que «los controles son aquí aún menos rigurosos que en Ceuta, porque en teoría ya han pasado filtros allí que hacen suponer que los pasajeros que llegan no son indocumentados o delincuentes». En este sentido, explican que en Algeciras los accesos a los barcos los controla la Policía Portuaria, auxiliada por el Instituto Armado, que, con independencia del pasaje, cuenta con un escáner para inspeccionar los contenedores de mercancías y que en la zona en la que se revisan los vehículos, «el cabotaje», operan «perros antidroga y antiexplosivos». Pero también que, «dado el elevado número de automóviles y la escasez de efectivos, los controles son aleatorios», admiten.En este escenario: ¿sería disparatado pensar que un terrorista pueda entrar escondido en un vehículo? Respuesta: «No, como tampoco que alguien pueda introducir las distintas partes que se necesitan para fabricar una bomba, excepto el elemento que detectarían los perros». En relación con la amenaza del terrorismo islámico que se cierne sobre Al-Andalus, fuentes de la AUGC señalan que «en noviembre de 2007, motivado por una normativa europea que obligó a España a distinguir entre unidad de seguridad y Fiscal en todos los puertos, se aprobó un incremento de plantilla de 45 personas para constituir una unidad de Seguridad del recinto portuario, dado que los agentes destinados allí se dedican al servicio fiscal, el control de mercancías y aleatoriamente al de personas». Se trataba de constituir una unidad similar a la que existe en los aeropuertos, una de cuyas finalidades era «impedir la entrada de individuos pertenecientes a grupos islamitas relacionados con el terrorismo». Al cargo de sí mismoEn cualquier caso, a día de hoy, «su único integrante desde el 20 de mayo de 2008 es un subteniente, que está al cargo de sí mismo», advierten para apostillar: «Y lo mismo sucede en Ceuta. No han destinado a nadie a unas vacantes creadas pero no cubiertas. Los grupos siguen sin efectivos, sólo con el mando», insisten.Las diferentes fuentes consultadas por este diario coinciden en que «no ha pasado nada en cualquiera de las embarcaciones de esa línea porque algunos no han querido».Una opinión que suscribe Eduardo García, secretario regional de Relaciones Institucionales de Andalucía occidental de la Confederación Española de la Policía (CEP), quien va más allá: «La falta de medios, y de cuidado de los que ya existen, es terrible en todas las fronteras y el Ministerio de Interior debe tomar conciencia». Y quiso puntualizar: «Operamos con vehículos que la mayoría no han pasado la ITV, no tenemos guantes anticorte ni celulares, la munición que empleamos está obsoleta…». «La Policía en España –añade– está integrada por ciudadanos de segunda a los que ni siquiera se valora en el ejercicio de sus funciones». Desde esta óptica reclaman «reconocimiento por parte de los políticos porque estamos aquí y somos el soporte del Estado, le pese a quien le pese», remacha.
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