Asia

Pekín

Rusia y China alianza de conveniencia

Cerradas sus disputas territoriales, China y Rusia fortalecen sus relaciones comerciales y diplomáticas.

Putin y Hu observan el desarrollo de unas maniobras conjuntas ruso-chinas celebradas en Rusia en 2007
Putin y Hu observan el desarrollo de unas maniobras conjuntas ruso-chinas celebradas en Rusia en 2007larazon

Pekín- Un comando especial de 2.600 soldados, 100 tanques y 60 aviones de guerra liberó hace dos semanas un país controlado por «terroristas», derrotando a más de 31.000 combatientes. Los militares derribaron un avión suicida, se descolgaron desde helicópteros por las azoteas del cuartel general enemigo y se lanzaron en paracaídas por toda la ciudad con sus fusiles Kalashnikov. No se trató de una batalla real, sino de unas espectaculares maniobras conjuntas, celebradas en la provincia de Jilin, en las que los ejércitos ruso y chino mostraron al mundo su musculatura y su disposición a cooperar. «Rusia y China quieren explicarle al mundo que sus ejércitos están preparados para nuevos desafíos, para proteger la seguridad regional y la estabilidad», resumió el general ruso Nikolai Makarov. El mensaje es meridiano: las relaciones entre China y Rusia, que durante la Guerra Fría y tras la caída del bloque soviético fueron muy tensas, pasan por un momento especialmente feliz.«Ambos comparten sistemas políticos y culturales parecidos a la hora de confrontarse con los países occidentales», dice a LA RAZÓN Fang Liang, analista de las relaciones entre Rusia y China y articulista habitual del diario del Ejército chino. Fang insiste en que todo cambió con la llegada de Vladimir Putin al Kremlin en marzo de 2000, no sólo por su forma de entender la política rusa, sino sobre todo por su apuesta diplomática. «Putin quería alejarse de EE UU y su órbita para devolverle autonomía y estabilidad a su país. En sus planes entraba estrechar los lazos con China. Y es lo que ha hecho desde entonces», agregó el experto.Cerradas en los últimos años todas sus disputas territoriales, Moscú y Pekín están potenciando sus relaciones. Sus intercambios comerciales superan los 35.000 millones de dólares anuales y han crecido a tasas superiores al 15% desde 2000. China vende manufacturas a Rusia, a quien compra armas y energía. Según Fang, en el Gobierno chino hay quien opina que es necesario alinearse con Rusia para hacer frente a los países occidentales. Otras corrientes mirarían a Moscú con recelo, al destacar las tentaciones imperialistas que mostraron el imperio de los zares y la URSS en el pasado. «Ambas potencias están aprendiendo también a ver invertidos sus papeles. Durante décadas, Rusia fue el hermano mayor para China, pero ahora la situación está cambiando», dijo Fang.A pesar de que China y Rusia sostienen una sólida alianza, sus intereses chocan en ocasiones, especialmente por cuestiones económicas. «China se ha integrado muy bien en el proceso económico mundial, mientras que Rusia no lo ha hecho y Moscú está descontenta con el sistema económico actual», dijo el analista. Para China, los años de globalización han sido increíblemente positivos, mientras que Rusia ha sufrido una de las peores crisis de su historia. «A partir de un modelo parecido, Rusia hizo las reformas políticas y resultó desastroso. China realizó reformas económicas y fue un éxito», agregó Fang.Entre la población eslava también existen recelos relacionados con la presión demográfica que sufren por Oriente. «Rusia es el país más grande del mundo pero con una población decreciente y gigantescas zonas despobladas. China es el país más poblado del mundo y apenas tiene espacio y recursos para todos. Por eso muchos rusos temen que ese desequilibrio genere tensiones en el futuro», aseguró el experto. Sin embargo, muchas regiones del este de Rusia están incentivando la inmigración desde China para aprovechar mejor sus recursos. En todo caso, la amistad ruso china está por encima de cuestiones puntuales. Fang puso como ejemplo el silencio de China durante el conflicto de Georgia. «Pekín no se quiso posicionar a favor de Rusia, pero se abrieron los canales necesarios y se pusieron de acuerdo rápidamente. La diplomacia funcionó a la perfección». En 2004, se habilitó una «línea directa» entre ambos mandatarios que recuerda al famoso «teléfono rojo» de la Guerra Fría.