Cibeles Fashion Week
Sin riesgos transcurrió la segunda jornada de Cibeles
Colecciones sin riesgos, con muy pocas novedades, que dan cobijo a todas las tendencias, en la segunda jornada de Cibeles que comenzó con un Francis Montesinos que quiso llevar a la pasarela el circuito automovilístico de Valencia y un David Delfin que levantó alambradas para escenificar su colección. «Intimidad» es la colección con la que David Delfín ha querido expresar sus sentimientos más íntimos relativos al amor y a la familia, que se traducen en unas propuestas siempre perfectas, más maduras y con una clara referencia artesanal.
Sus largos vestidos parten del concepto del rectángulo y van dibujando y ajustándose a la figura femenina con cremalleras. Las camisas, se abrochan en la espalda o en un lateral.El hombre de David Delfin viste perfecto y tiene en el rosa de sus chaquetas una baza especial, así como en las creaciones de una sola pieza, presentados en un escenario dividido por una alambrada y sus pinchos, símbolo de la intimidad, de la familia, del amor, que por un lado te protege y por el otro te atrapa.
Un Francis Montesinos mucho más comedido abrió esta segunda jornada con un desfile en el que quiso rendir homenaje al circuito de Fórmula Uno de Valencia, tanto en la decoración del escenario, con unas grandes banderas de llegada a meta rodeadas de flores, como con el estampado que ha sido el hilo conductor de su colección. Una colección que viste a la mujer -ya que ha prescindido de presentar la colección masculina- de la mañana a la noche, tanto con aires roqueros como los más sofisticados con referencias romanas.
Para la presentación de «La Folie», el valenciano contó con un casting consagrado, del que formaban parte la mítica Helena Barquilla, Laura Sánchez o Davinia, entre otras. Líneas futuristas, cortes androides, minivestidos, juego de cortes asimétricos, tejidos tecnológicos y largas cintas que el diseñador recoge elaborando formas geométricas, definen la «Eco-Colección» creada por Modesto Lomba para la próxima temporada en la que la mujer recuerda aquellos años sesenta en que Andre Courregues la vestía con pequeñísimos vestidos de líneas que se disparaban a partir de la cintura y que apostaban por un futuro que parecía iba a ser galáctico.
Cuellos muy grandes, tipo chimenea, que suben hasta la barbilla, rectas chaquetas adornadas únicamente en los bolsillos en los que el diseñador ha introducido un aplique también de líneas futuristas. Roberto Torreta se ha inspirado en el glam-rock de los setenta, en una colección de moderna elegancia para vestir a la mujer con distintas siluetas, contrastando las larguras minis con los volúmenes más «oversize». Originales y cortos, los abrigos y vestidos de cuero -su tejido estrella- en tono marrón, con cinturón y con bolsillos laterales disimulados, marcan la feminidad de la mujer.
Estructuras armadas en tejidos compactos. Así define Mirian Ocariz una colección que tiene una primera parte con dominio de tejidos con mucho cuerpo que le permiten trabajar los volúmenes, en tonos grises y estampados clásicos, como el Príncipe de Gales o la pata de gallo. El concepto de estas prendas es el traje de chaqueta, pero trabajado mucho más moderno e informal, y con largos que se sitúan sobre la rodilla.
Otra segunda parte tiene como base un suave rosa, con sencillos estampados que caen en cascada, así como encajes que se superponen a tejidos de micado. Sutiles detalles de lentejuelas, lanas infladas que permiten cortes muy armados, en una colección cuyo resultado es la mezcla de aires militares, marineros, de esgrima y de azafata.
Los tejidos rígidos, con trazos definidos y estáticos sirven a Miguel Palacio para crear una colección que supone un desarrollo de otras anteriores y en la que ha hecho una apuesta por el rosa, el tiza y el verde, color no muy habitual en la pasarela, y ha sacado un estampado de fuertes colores, más agresivo de lo que tiene acostumbradas a sus seguidoras, frente a otro orgánico muy clásico.
Las formas se suavizan y tienen su punto fuerte en los escotes y en los cortes bajo el pecho, donde introduce nudos y drapeados que enriquecen las prendas al igual que la pedrería multicolor. Palacio ha dado mucho importancia a los complementos, ha recurrido a las faldas globo y a los amplios volúmenes y ha dado relevancia a los trajes largos.
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