Estreno

Tony Scott pierde el metro

Tony Scott pierde el metro
Tony Scott pierde el metrolarazon

Director: Tony Scott. Intérpretes: Denzel Washington, John Travolta, John Turturro y James Gandolfini. Guión: B. Helgeland a partir de la novela de J. Godey. USA, 09. Duración: 121 minutos. «Thriller». Tiene Tony Scott un par de problemas importantes: primero, que nunca dejará de ser el hermano pequeño de Ridley también en el sentido cinematográfico del asunto, y, segundo pero no menos fundamental, su propia y delatora obra en sí misma, atestada de títulos un poco presuntuosos y rimbombantes cuya envoltura («Dejà vu», «Dominó», «El fuego de la venganza»...) suele brillar con el falso y frágil resplandor de los papeles de regalo que venden los chinos. Le sucede tres cuartos de lo mismo a la nueva película dirigida por Tony Scott, el «remake» dice que por libre de la sólida y correosa «Asalto al tren Pelham 123» (Joseph Sargen, 1974). Huérfana de contenido y rodada con una cámara (no: hasta siete puede manejar este hombre de una sola tacada...) que se sueña postmoderna aunque, al final, resulte simple y llanamente mareante, una mera sucesión de imágenes temblonas y ruidos demasiado altos, la mayor baza de la propuesta reside en el convincente trabajo de sus dos protagonistas así como el del brioso elenco que el autor ha reunido para los papeles secundarios (de James «Soprano» Galdonfini en las prietas carnes del alcalde en Nueva York a John Torturro, un policía no en exceso espabilado). En resumen: la historia de Ryder (Travolta), que secuestra un tren subterráneo con todos los viajeros dentro para pedir un rescate a cambio de sus vidas, y el operario del metro Zachary Garber (Washington con cien kilos de peso por exigencias del guión), un buen tipo que intenta resolver como puede la papeleta, pincha en hueso y pierde en los túneles (todo escenarios naturales, el presupuesto era curioso) buena parte de la dureza y la sobriedad del filme que versiona entre tantos ralentizados y acelerones sin ton ni son. El día que Tony decida tomarse una tila antes de llegar al plató todos los espectadores saldremos ganando. Hasta él.