Bilbao
Un año lleno de desafíos
Pocos años se presentan tan exigentes para un presidente del Gobierno como este 2009. Zapatero se enfrenta a un panorama económico, político y social pródigo en desafíos a los que sólo cabe responder con la máxima exigencia y notables reflejos. España estrena el año instalada en la recesión económica y las previsiones auguran un deterioro progresivo del mercado laboral hasta alcanzar una tasa de paro superior al 14 por ciento. Romper esa dinámica para dar los primeros pasos en la senda del crecimiento será difícil. Los ciudadanos, las empresas y los mercados financieros necesitan confianza y buenas dosisde optimismo prudente. Y medidas.
Zapatero tiene claro que la solución pasa por que la inversión pública reactive la economía. De las arcas del Estado saldrán 8.000 millones de euros de fondos de inversiones para los municipios, a los que hay que sumar 3.000 millones para inversiones medioambientales, 100.000 millones en avales para el sector financiero, etc. Un esfuerzo considerable que exige que sea bien administrado, con responsabilidad y solidaridad.
El terrorismo de ETA sigue siendo uno de los desafíos para nuestros gobernantes y para toda la clase política. Los asesinos despidieron el año intentando amordazar a los medios de comunicación con un coche bomba en Bilbao. Frente a ello sólo cabe la unión de los partidos. La eficacia de las Fuerzas de Seguridad, que en 2008 realizaron una brillantísima labor, tiene que ir acompañada de una decidida y rotunda ofensiva judicial que desactive a los etarras y a su entorno. ANV debe desaparecer más pronto que tarde de los ayuntamientos vascos. La legalidad arropa al presidente del Gobierno. Sólo tiene que tomar la decisión. Entre los asuntos domésticos también se tendrá que aplicar en gestionar un conflicto que amenaza con que la judicatura eche un pulso indeseable: colgar las togas. La Administración de Justicia necesita muchos más medios para desempeñar su función y sería un grave error que el Gobierno utilizara el malestar judicial para aumentar su control sobre el tercer poder constitucional. Del mismo modo, el Ejecutivo tiene que ser conciliador en vez de aventar brasas que se puedan convertir en incendios. En ocasiones, da la impresión de que Zapatero minimiza las raíces cristianas de España para alentar un laicismo radical ajeno al espíritu constitucional. Además, la legalización del aborto libre, ya en marcha, de manera atropellada y algo chapucera, parece que nace más de los intereses ideológicos que de dar respuesta a las necesidades reales de las mujeres, que no buscan mecanismos para abortar y sí respuestas eficaces para seguir con su embarazo.
También será un año decisivo para la proyección internacional. Por su potencial histórico, económico y social, España debe estar en los principales foros mundiales sin depender de los favores de los demás. La ofensiva diplomática pasa por normalizar y reforzar sin complejos una relación bilateral con EE UU. Con Obama en la Casa Blanca se abre una nueva etapa que el Gobierno debe aprovechar como el aliado natural que es para recomponer nuestra presencia internacional. Ante tales retos, Zapatero debe contar con un equipo más competente. Rodearse de los mejores es un ejercicio de responsabilidad política que hay que exigirle no sólo en su beneficio propio, sino para el de todos. Y parece evidente que el actual Consejo de Ministros está lastrado por miembros agotados y con muy poco que ofrecer ante un año tan duro como el que empezó ayer.
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