F-1

Buenos Aires

Un barranco se traga a Sainz

Un barranco se traga a Sainz
Un barranco se traga a Sainzlarazon

Carlos Sainz se dejó el sueño del Dakar en un barranco de cuatro metros de profundidad. El libro de ruta de la organización no incluía este obstáculo entre los de máxima peligrosidad, pero la realidad era muy distinta y le tocó al piloto madrileño comprobarlo. Sólo era el cauce de un río seco, pero con un desnivel imposible de superar para cualquier vehículo a motor. Su Volkswagen Touareg cayó en la trampa y en el kilómetro 79 de la antepenúltima etapa se acabó todo. Carlos era líder en solitario de la general y estaba a punto de dejar atrás la última jornada de máxima complicación. El resto del trayecto hacia Buenos Aires no guardaba demasiados secretos y parecía imposible que se le escapase el triunfo en su tercera aventura da- kariana. Pero el destino fue otra vez cruel con el dos veces campeón del Mundo de Rallys, que se vio obligado a abandonar el Dakar suramericano. El Touareg quedó volcado en medio del desierto y, aunque fue capaz de darlo la vuelta, la carrera ya había terminado, porque su copiloto resultó herido. Sainz salió ileso del accidente, pero el francés Perrin se hizo mucho daño en el hombro. Se fracturó el omoplato y fue atendido por las asistencias y trasladado junto a su «jefe» en helicóptero. «El cauce del río hacía un zig-zag y desde donde nosotros íbamos teníamos que pasar por el río seco para ir al ``way point¿¿; por eso nos hemos caído. Estaba marcado como peligroso, pero debería haber sido señalado como extremadamente peligroso», dijo Sainz, que se mostró decepcionado por el fallo del libro de ruta, que sólo le afectó a él: «El piloto que iba detrás de mí no me ha caído encima de milagro, y después, la organización ha puesto un coche porque Nani Roma venía detrás; si no llega a estar un cámara de televisión también cae». La buena noticia es que no hubo que lamentar daños graves, porque después de ver la imagen, no es difícil imaginar que el accidente pudo ser mucho peor. «Lo prin- cipal es que no han sufrido ninguna lesión seria, aunque aún tenemos que esperar a los resultados de las pruebas médicas», reconoció Kris Nisse, director de Volks- wagen. El equipo alemán perdió a su primer piloto, pero sigue con opciones de llevarse el triunfo. Giniel de Villiers, hasta ahora segundo en la general, se quedó a unos centímetros del terraplén, pero pudo esquivarlo, y ahora, con el adiós de su compañero, lidera la general. El sudafricano ganó la etapa de ayer y tiene poco más de dos minutos de ventaja respecto del estadounidense Mark Miller, el único capaz de poner en cuestión el triunfo de De Villiers. Sainz había obtenido seis triunfos parciales y tenía casi media hora de ventaja, pero su dominio se difuminó con el abandono. Era su tercera participación y la primera en la que no termina. Debutó en 2006 y su falta de adaptación al desierto le condenó a una discreta undécima plaza. En 2007 sólo pudo acabar noveno, pero las sensaciones fueron mucho mejores. Después del parón de 2008, era su momento, y casi acariciaba el triunfo final cuando un barranco se lo tragó.