Barcelona
Un fugado menos pero quedan otros tres
Escaparon bien provistos, con apoyos y protegidos por el disimulo. El agujero de millones que dejó Pepe en la sucursal número 1 del Popular de Santander (unos 6.000 aproximadamente) tal vez bautizó a los otros delincuentes más buscados por las autoridades: los «fugados de oro». Rafael Bueno Latorre, «Cañameras» fue rescatado a tiros de un hospital de Burgos el 12 de octubre de 1983 por tres miembros de su banda con batas de médico, pelucas y pistolas. Tras de sí dejaron dos policías muertos y otro herido. El «rey de las fugas» fue un célebre atracador con sólo 20 años. En la cárcel fue uno de los más famosos «kíes» (jefes de las mafias). La Policía capturó a toda la banda cuatro semanas más tarde y mandó a Bueno Latorre de nuevo a la prisión de Alcalá-Meco.El 20 de abril de 1984, acompañado por otros dos reclusos, Antonio Álvarez y Antonio Retuerto, armados con un pincho y dos pistolas falsas, sorprendió a tres funcionarios a los que quitó sus uniformes y les dejó atados en una celda. Dos de los fuguistas se pusieron la ropa de los vigilantes y el tercero se hizo pasar por fontanero. Y salieron con toda tranquilidad por el edificio de cocinas. Allí se convirtió Bueno Latorre en un «fugado de oro», desaparecido hasta la fecha. Ahora se le supone en Francia, en una banda que da da golpes en distintos puntos de Gerona y Barcelona. Sin embargo, poco a poco, se le fue perdiendo la pista y se le llegó a dar por muerto. Pero nadie tiene constancia de ello. Tras la inesperada captura de José Pérez Díaz, «Pepe el del Popular»,18 años después de su fuga, se reavivan las viejas cuentas pendientes. Él solo fue capaz de desprestigiar al Banco Popular con el mayor desfalco que se recuerda en una época en la que no existían ni Gescartera ni Madoff. El Popular nunca volvió a ser aquel banco fiable y seguro de los Valls Taberner, sino una institución en la que el director de una sucursal podía montarse una banca paralela. Ahora hay quien espera que en otro lugar de Iberoamérica se complete la captura de Javier Anastasio de Espona, amigo de Rafael Escobedo y presunto coautor del crimen de los Urquijo del 1 de agosto de 1980. Anastasio, alto y desgarbado, es el acusado de haberse desprendido de la pistola, el martillo, el soplete, la bombona y el rollo de esparadrapo utilizados en el doble homicidio. Un banco de BrasilPuesto en libertad tras tres años y medio de cárcel, se hizo con documentación falsa y se escapó a Río de Janeiro. Dicen que alguien depositó una bonita cantidad de dinero a su nombre en un banco de Brasil. El 15 de diciembre de 1987 se pierde legalmente su pista, él último día que firmó en el juzgado. Los periodistas le localizaron en distintos puntos de Iberoamérica y un programa de televisión llegó a entrevistarle. Sin embargo, la Justicia fue incapaz de encontrarlo y devolverle a España para su juicio.Por Brasil dicen que pudo perderse Antonio Anglés, uno de los presuntos asesinos de las niñas de Alcàsser, que figura entre los más buscados por la Policía. La historia oficial indica que saltó por una ventana cuando estaba rodeado en Catarroja, que pasó por Valencia con el pelo teñido de rubio y luego se marchó camino de Minglanilla, hacia Lisboa, donde subió a un barco. Su pista se perdió al llegar a las costas de Irlanda. No obstante, lo más probable es que nadie haya vuelto a verlo desde el 27 de enero de 1993, cuando fueron detenidos su hermano Enrique y Miguel Ricart, único condenado por el triple asesinato.
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