Investigación científica
Una proteína del guisante clave en la lucha contra la hipertensión y la insuficiencia renal
Investigadores de la Universidad de Winnipeg (Canadá) han encontrado una proteína en el guisante de jardín amarillo que podría utilizarse como suplemento natural en la lucha contra la hipertensión arterial (HTA) y la insuficiencia renal crónica (IRC). «En pacientes con la tensión arterial alta, esta proteína retrasaría o prevendría la aparición del daño renal, mientras que en aquellas personas con IRC diagnosticada, mantendría la presión arterial en niveles normales, mejorando la calidad de vida de los afectados», aseguró el investigador principal del estudio, el profesor Rotimi Aluko.
Para encontrar este elemento, el profesor Aluko purificó una mezcla de pequeñas proteínas del guisante de jardín amarillo hasta encontrar una partícula denominada «hydrolysate». Con ella, los investigadores alimentaron a través de pequeñas dosis diarias a ratas de laboratorio con enfermedad renal poliquística, una forma severa de IRC usada como modelo para la investigación.
El resultado, después de ocho semanas con una dieta a base de guisantes, fue que el 20 por ciento de las ratas alimentadas con la proteína mostraron niveles normales de tensión arterial, en comparación con el grupo de control alimentado con una dieta no modificada. Por otra parte, los investigadores observaron que el extracto de guisante aumentó un 30 por ciento la función renal en las ratas con IRC, situándola en niveles aceptables que les permitieron eliminar un mayor número de toxinas a través de la orina y paliar los síntomas de su enfermedad.
El principal inconveniente que tiene este hallazgo es, según explicó el profesor Aluko, que «la proteína que se encuentra de forma natural en los guisantes, no está activada». «Por lo tanto, si no pasan antes por un laboratorio, los guisantes amarillos de jardín seguirán siendo un excelente alimento para nuestra dieta pero no tendrán un efecto curativo sobre estas enfermedades», aclaró. Aún así, este experto calculó que, si las pruebas en humanos resultan positivas, el extracto podría empezar a comercializarse en dos o tres años en forma de polvo soluble, como condimento de ensaladas, en bebidas o en píldoras dietéticas.
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