Jubilación
Ya era hora
El PP actúa tarde por más justificada que esté la dicha. Mucho antes debería haber denunciado el escándalo de las filtraciones que han dejado en la más absoluta indefensión a los afectados y evidenciado las debilidades de un sistema empeñado en cuestionar la supervivencia de Montesquieu.Es incomprensible que el PP haya llegado con más retraso que los trenes de la Renfe en la posguerra, a un asunto que ha socavado la presunción de inocencia de sus militantes y perjudicado la imagen del partido. El clamoroso secreto a voces en que se convirtió el sumario, en teoría secreto, del «caso Gürtel» desde el minuto uno de su publicación el pasado mes de febrero debería haber llevado entonces a Rajoy a identificar a los filtradores y demandar las consecuentes responsabilidades políticas y judiciales. Cinco meses después de las primeras filtraciones y decenas de portadas publicadas por el mismo medio que tiene la exclusiva del secreto del sumario, el PP presenta una denuncia y señala a la Policía Judicial que dirige el comisario González, el acompañante de Garzón y Bermejo en la cena cinegética de Sierra de Morena, como responsable del delito. No hay que ser Sherlock Holmes para llegar a la misma conclusión si aceptamos que la citada brigada policial no sólo investigó, espió y grabó las conversaciones, sino que tenía como deber inexcusable el garantizar la custodia de las cintas que airea Prisa a conveniencia de parte. Grabaciones que nunca deberían haber salido del juzgado de Garzón y que, sin embargo, el letrado del diario que desde entonces las tiene en su poder presentó en su día como prueba, tras una denuncia de Álvarez Cascos, de que lo publicado no era inventado. El «caso Gürtel», con independencia de sus conclusiones procesales, ha pervertido definitivamente un sistema judicial consentidor de que los ciudadanos nos convirtamos en culpables de sumario y de titulares de Prensa sin pasar antes por un tribunal.
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