Impeachment

El Supremo, nueva baza de los republicanos para frenar el “impeachment”

Tiene la baza de la Justicia si los demócratas no envían los cargos al senado. Existe base legal en la Constitución para lograr la anulación, según los expertos

US President attends Christmas Eve dinner in Palm Beach
24/12/2019 ONLY FOR USE IN SPAINAllen Eyestone/Palm Beach Post v / DPAAllen Eyestone/Palm Beach Post v

Donald Trump no está contento con el rumbo que ha tomado en los últimos días el «impeachment». De fondo, cada día más enconado, asoma el enfrentamiento entre la presidenta del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, que exige pactar las condiciones en las que tendrá lugar el juicio al presidente en el Senado, incluida la comparecencia de testigos, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, que se niega a acordar nada con Pelosi y exige que le sea entregada de una vez por todas la notificación del «impeachment», sin la cual no puede convocar al Senado ni abrir el procedimiento.

Las espadas seguirán en alto hasta la vuelta de vacaciones. Incluso el cierre en falso podría prolongarse durante semanas. El peligro para los demócratas es que en algún momento, si Pelosi insiste en retrasar la notificación las acusaciones al Senado, la Casa Blanca pueda reclamar por la demora ante el Tribunal Supremo e, incluso pedir la anulación del juicio político, por considerarlo corrupto. La base de su recurso tendría que ver con los daños «reputaciones» que está sufriendo el máximo mandatario del país mientras Pelosi le impide defenderse. Así lo considera Noah Feldman, profesora de Derecho Constitucional en Harvard, que en un artículo donde explica que mientras el Senado no reciba las actas de la acusación, la Casa Blanca podría argumentar que el presidente no ha sido acusado formalmente. Según indica la Constitución, el juicio político a un presidente es un proceso, no un voto, dice, y el proceso corre serio peligro de ser estrangulado. Feldman, por cierto, fue uno de los expertos que testificó ante el Comité Judicial en favor del «impeachment» contra Trump. «Un retraso pequeño no es incompatible con la Constitución o con el funcionamiento de ambas Cámaras», ha escrito, «pero una demora indefinida plantearía un problema grave». La jurista ha recordado que «la acusación contemplada por la Constitución no consiste simplemente en el voto de la Cámara, sino en el proceso de enviar los artículos al Senado para su juicio. Ambas partes son necesarias para el ‘‘impeachment’’».

En una línea paralela, la senadora republicana Lamar Alexander le ha dicho a Nancy Pelosi que «su trabajo, según la Constitución, no consiste en decirle al Senado cómo debe hacer un juicio político. La Constitución establece que la Cámara es la única con poder para el ‘‘impeachment’’. Nosotros respetamos eso. Y la Constitución también dice que el Senado tiene las competencias exclusivas para determinar las reglas del juicio político». Desde Twitter, Pelosi respondió que Trump rehusó la posibilidad de defenderse en el Congreso y bloqueó la comparecencia de numerosos testigos y la presentación de un gran número de documentos. «¿Cuál es ahora su excusa?». Precisamente, el bloqueo por parte de la Casa Blanca fue lo que provocó que el Comité Judicial propusiera que el presidente fuera acusado por obstrucción al Congreso.

Por lo demás, la unanimidad en las filas republicanas, exteriorizada en el voto del Congreso, se tambalea ligeramente cuando senadoras como Lisa Murkowski, representante republicana por Alaska, explica a una emisora local, asociada a la CNN, que Mitch McConnell se equivoca en su táctica cuando afirma que coordinará el «impeachment» con los abogados de la Casa Blanca. Que la de la senadora sea una fisura real, anuncio incluso de un voto favorable al juicio al presidente, no se sabrá hasta después de las vacaciones. Los republicanos tienen una mayoría de 53 escaños en el Senado, donde se necesitan 51 votos para aprobar las reglas para llevar a cabo el juicio a Trump. Serían necesarios dos tercios de los votos para una condena.

Respuesta del presidente

Desde Mar-a-lago, después de saludar por videoconferencia a las tropas, el presidente Trump lamentó delante de un buen número de periodistas el tratamiento recibido de manos de los demócratas. «Nos han tratado de forma muy injusta», dijo, «no nos han dado un juicio justo, no nos han dado un abogado, no nos han dado nada. Ahora van al Senado y lo quieren todo. Mira lo que han hecho. No nos permitieron llevar testigos. No nos permitieron llevar abogados. Estuvimos sentados en el sótano. Filtraron todo, con el consentimiento de ese político y triste y corrupto, Schiff, que es un corrupto… nos trataron peor, desde un punto de vista legal, que a nadie en la historia de Estados Unidos, nunca había pasado antes, que no puedas tener un abogado, no puedas tener un testigo, no tengas tiempo…». «Quieren que Mitch McConnell haga cosas maravillosas», añadió, «pero él hará lo que tiene que hacer, es un tipo muy inteligente, buen tipo, y justo, y nos trataron de forma muy injusta y ahora quieren que se les trate con justicia en el Senado. Deberían mirar hacia atrás, a ver cómo han tratado a este país durante el último año». No faltaron los parabienes para sí mismo, «un presidente que afortunadamente pudo salir adelante a pesar de todo lo que estaba sucediendo».

Mientras sus partidarios y sus rivales pelean por cada coma del «impeachment» el presidente se recrea en la construcción de un legado a largo plazo, que va mucho más allá incluso del futuro que pueda deparar la votación en la Cámara Alta. Así lo dejaba escrito en Twitter, donde presumía de que con los nombramientos de 187 nuevos jueces federales, «incluidos dos formidables nuevos jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos». «Estamos rompiendo todos los récords», zanjó, para finalmente recomendar a sus 48 millones de seguidores el libro de memorias de McConnell, su gran aliado.

El mismo McConnell que, entrevistado en el programa «Fox and friends», de la cadena ultraconservadora, se jacta de ser «el segundo republicano más despreciado en Estados Unidos por la izquierda política». El senador ha acusado Pelosi de tomar una decisión «políticamente absurda» y de creer que puede dictar las reglas del Senado. Recordó que, según establece la tradición, los cargos deben de ser llevados de forma física al Senado y lamentó las tácticas seguidas por los demócratas. «Lo que fue bueno para el presidente Clinton lo es para Trump», dijo, en clara alusión a que no piden más que el mismo trato que recibió el mandatario demócrata en 1999. A continuación dejó claro que ni siquiera se oponen a la comparecencia de los testigos. Aunque la alusión a Clinton deja bastantante claros los términos.