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Brexit

Negociación del Brexit: Londres abre la primera batalla por el control de sus aguas

El Gobierno de Boris Johnson presenta un proyecto de ley para “recuperar el control de sus zonas pesqueras”, donde faenan cientos de barcos de la UE. Pretende presionar a Bruselas en las inminentes negociaciones bilaterales

Restos de equipos de pesca en el puerto de Kilkeel, en Irlanda del Norte David KeytonAP

Una de las primeras batallas que se librarán entre Reino Unido y la UE se librará en el mar. Y el Gobierno británico ha sido el primero en abrir fuego al presentar este miércoles en el Parlamento una ley para confirmar que el Reino Unido abandona la Política Pesquera Común (PPC) de la Unión Europea (UE) a partir del próximo mes de diciembre y entonces “recuperará el control” de sus aguas.

La normativa será aprobada sin ningún tipo de cortapisa cor la Cámara, ya que los conservadores cuentan con mayoría absoluta. Por tanto, el derecho automático de los barcos de la UE a pescar en aguas británicas, de conformidad con la política pesquera común de la UE, tiene ya fecha de caducidad. Londres pretende explicitar de que se hará dueño y señor de sus martes cuanto antes, consciente además de que puede ser una de sus grandes bazas en la mesa de negociación de los futuros acuerdos con los 27.

Hasta diciembre, el país se mantendrá integrado en las estructuras comunitarias y cumplirá las regulaciones europeas, aunque sus representantes habrán abandonado ya las instituciones de la UE. Pero después, como consecuencia lógica de su salida del club comunitario, el Gobierno de Londres será quien decida qué normas se aplican en la pesca en sus aguas y también recuperará la potestad de negociar qué terceros países -todos- acceden o no a sus caladeros.

El sector pesquero apenas emplea a unas 11.000 personas en Reino Unido, y representa el 0,1% de su economía. Las capturas de los barcos británicos suponen una mínima parte de las de sus hasta ahora socios, pero las fricciones con las flotas de países de la Unión fue una cuestión simbólica que sirvió como argumento de los defensores del Brexit de cara al referéndum de 2016.

No es lo mismo para países como Francia, que pretende hacer de este tema uno de sus caballos de batalla para hacer concesiones a los británicos en la negociación que ahora se abre. Quizá en respuesta a este gesto de Boris Johnson, hoy el presidente galo, Emmanuel Macron, advirtió este miércoles de que, en la negociación de la futura relación bilateral con Reino Unido, el bloque comunitario no cederá a ninguna “presión”. “Los europeos no cederemos a ninguna presión ni a ninguna precipitación”, dijo Macron tras haberse reunido en el Elíseo con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.

Macron recordó que este 31 de enero el Reino Unido sale de la UE, pero no de Europa. “Necesitamos lograr una nueva asociación única, muy estrecha, en materia de defensa, de seguridad y de comercio, y esa relación deberá fortalecer la UE, no debilitarla”, dijo. Para el mandatario francés, el Brexit es “un fracaso y una lección para todos los europeos”. “La prioridad es definir a corto, medio y largo plazo los intereses de la UE y conservarlos”, concluyó Macron, que insistió en que la Unión Europea debe velar por su unidad, su integridad y su futuro, informa Efe.

Por su parte, en Bruselas han sido varios los políticos y funcionarios europeos que en los últimos días han dejado claro que creen que el acceso británico a los lucrativos mercados de servicios financieros de la UE debería depender del mantenimiento del acceso que las flotas pesqueras europeas disfrutan actualmente a las aguas del Reino Unido.

La preocupación medioambiental

“Esta legislación permite recuperar el control de nuestras aguas y crear una industria pesquera sostenible y rentable en nuestras comunidades costeras”, afirmó la ministra de Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, Theresa Villiers. “Abandonar las fracasadas políticas pesqueras comunes de la Unión Europea es uno de los mayores beneficios del Brexit. Significa que podremos crear un sistema más justo”, afirmó la ministra.

La legislación, según el Ejecutivo británico, incluye medidas para asegurar que las cuotas de pesca son sostenibles desde el punto de vista medioambiental y protege a especies como los delfines de las capturas accidentales. También habrá medidas para garantizar la pesca sostenible y la pesca “climáticamente inteligente” en aguas de Reino Unido, agregadas desde la última versión del proyecto de ley que tuvo que ser abandonada. Esto está en línea con los compromisos ambientales del Gobierno y las disposiciones para proporcionar apoyo financiero a las comunidades pesqueras.

Pero las asociaciones ecologistas han denunciado que el proyecto legislativo no cumple las promesas gubernamentales de proteger la disminución de las poblaciones de peces y que contiene demasiadas lagunas. Eso, aparte de las capturas, es lo que busca garantizarse Bruselas, que teme que Londres vaya por libre en materia medioambiental, rebaje las exigencias de conservación comunitarias y con ello ejerza competencia desleal con sus exsocios.