Coronavirus
¿Por qué escasea el papel higiénico a causa del coronavirus?
En países como Australia se ha dado una compra compulsiva de este producto. Los psicólogos sugieren que es una demostración "de comportamiento gregario”
Un sorprendente efecto que se ha dejado entrever con la crisis sanitaria desatada por el coronavirus es el inusitado desabastecimiento de productos sanitarios, como las mascarillas faciales, los geles desinfectantes o el papel higiénico. Curiosamente, no se expanden en paralelo a la enfermedad. Algunos países con una incidencia menor del coronavirus dentro de sus fronteras se han desempeñado de una forma asimétrica en las compras compulsivas.
Varias cadenas de minoristas en Australia, Estados Unidos y Reino Unido se han visto en la necesidad de limitar e imponer el racionamiento en la venta de algunos productos sanitarios por el dramático aumento de la demanda. En España la fiebre por hacer acopio de papel higiénico también está vaciando las estanterías de los supermercados. En realidad, este producto no ofrece ningún alivio contra el COVID-19. Su compra compulsiva tiene más que ver con otros aspectos, como el llamado efecto placebo.
“El papel higiénico simboliza el control. Lo usamos para ordenar y limpiar. Se trata de una función corporal que es algo tabú”, explica a The Conversation, Niki Edwards, investigador de la Universidad Tecnológica de Queensland.
James Blake, director de “Emergency Food Storage", el mayor proveedor de productos alimenticios de emergencia en Europa, ha avisado a la gente para que se prepara frente a desastres naturales: "Estamos acabando con nuestros pedidos mensuales promedio en un solo día”, (...) “Nuestros productos tienen una vida útil de 25 años, por lo que la gente está preparándose para abastecerse”, alarmaba el británico.
El miedo a enfrentar una creciente escasez de suministros ha llevado a la gente a abastecerse de forma masiva. Lo que -en consecuencia- podría provocar la misma escasez de suministro que los consumidores temían en un primer momento. Quizás el caso más sangrante de este “pseudo-corralito” es el que vive Australia, donde se han tenido que poner severos límites a las compras de papel higiénico.
Un trabajador de una tienda australiana en la que se agotó el papel higiénico le dijo a “CNN Business” que cada vez que le llegaba una entrega de rollos de papel higiénico, ni siquiera tenía tiempo de desempaquetar los productos antes de que los clientes se los quitasen de las manos. En otra tienda de Australia, se hizo necesario colocar a un guardia de seguridad en el pasillo del papel higiénico para vigilar a las turbas de clientes.
Ante la grave escasez de papel higiénico, el periódico australiano “NT News de Darwinse” incluyó ocho páginas impresas como papel sanitario: “Somos un periódico conocido en todo el mundo por entender las necesidades de nuestros lectores”, dijo el editor del diario, Matt Williams. “Los locales están en gran necesidad de papel higiénico en este momento, así que tuvimos que entregar lo que necesitaban”.
En el canal de televisión australiano “9 Now” comentaban que “no está claro por qué el papel higiénico se ha convertido en el bien más preciado en una batalla contra una infección respiratoria. No hay mucho de lógico en estas escenas, en las que muchos psicólogos sugieren que es una demostración de comportamiento gregario”, explicaban los analistas. Al preguntar a un comprador en Sídney, responde: “¡Creo que es ridículo. ¿Por qué papel higiénico? La única razón por la que yo lo he comprado es porque pensé que no podría encontrar ningún rollo”.
Algo similar ha ocurrido en otros países, como Japón, Singapur, Taiwán, (...) y en algunos casos se han vivido situaciones más extremas, como en Hong Kong, donde tres hombres llegaron hasta el punto de robar a mano armada cientos de rollos de papel higiénico ante la inminente amenaza del coronavirus que se expandía desde Wuhan.
De acuerdo con los datos compartidos por las autoridades de todo el mundo, los infectados por el COVID-19 superan ya los 102.000. Las víctimas mortales ascienden a 3.480, 3.070 de los cuales han tenido lugar en China. Pero las fronteras del país asiático no pudieron contener la epidemia, y más de 90 países han reportado casos de afectados. Entre ellos, los que más han sufrido han sido Italia, que es el segundo país con más muertes (197), seguido por Irán (124) y Corea del Sur (42).
Pero, si lo temible del coronavirus es la notable velocidad de propagación, no es nada comparado con la velocidad a la que se expande el pánico a la propia enfermedad. El alarmismo provocado por la expansión del virus está teniendo efectos extraordinarios en todo el mundo. Como la cancelación de grandes eventos, como Foro Económico Internacional de San Petersburgo (Rusia), el cierre de la Capilla Sixtina, o la emisión en streaming de las apariciones en público del Papa Francisco para evitar la concentración de grandes multitudes en la Plaza de San Pedro.
Las masivas interrupciones en las operaciones comerciales y en las cadenas de suministro, han hecho que se resienta la actividad económica a nivel global. Un daño que el Banco Asiático de Desarrollo estima en pérdidas financieras que podrían alcanzar los 347 mil millones de dólares.
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