México
“En México hay un pacto de impunidad en la clase política, como el que existía en Italia”
El experto en crimen organizado Edgardo Buscaglia asegura que el Gobierno de López Obrador carece de una estrategia de lucha contra las mafias. "Tendría un coste político para el presidente”, explica
Edgardo Buscaglia, presidente del Instituto de Acción Ciudadana en México y académico invitado en la Universidad de Torino (Italia), es uno de los mayores expertos en crimen organizado de América Latina. Durante años ha estudiado este fenómeno en 118 países y ha llegado a la conclusión de que la violencia de las mafias solo se puede doblegar con una estrategia ambiciosa que aborde las cinco cabezas del monstruo: política, económica, judicial, social y operativa (el sicariato). México, sostiene el profesor, sólo ha abordado esta última dimensión, la referida a la lucha contra los mercenarios del crimen, razón por la cual el Gobierno de Andrés Manuel Lopez Obrador está condenado al fracaso
El presidente Lopez Obrador prometió rebajar el número de muertes violentas. Creó una cuerpo nacional de seguridad, pero no parece haber funcionado. ¿Otro presidente vuelve a fracasar?
El problema de México es de violencia mafiosa, a mucho mayor escala que la vivida por Italia en los años ochenta y noventa. Pero los mexicanos aún no tienen una estrategia antimafia. Este problema va más allá de la violencia por la inseguridad pública. Conlleva otras dimensiones. La primera es la corrupción política. La delincuencia organizada captura la política a través de gobernadores y asambleas municipales que ponen a las fuerzas de seguridad locales a trabajar para las redes criminales. Esto no ha sido abordado a través de medidas concretas. La Fiscalía General de la República ha recibido más de 150 denuncias por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera vinculando a políticos y empresarios con estos grupos criminales, y solo han sido atendidas 3 o 4. El resto aún siguen congeladas en la Fiscalía. En México hay un pacto político de impunidad como el que existía en Italia en los ochenta. La segunda dimensión es el combate a la corrupción empresarial, que se ha dado de manera muy poco frecuente. Los empresarios que financian campañas políticas por debajo de la mesa viven con impunidad. Hay una enorme cantidad de empresas que están en la lista negra del Departamento del Tesoro y de la UE que en México no han sido siquiera auditadas, principalmente familiares del Chapo Guzmán y del Mayo Zambada, del cartel de Sinaloa. La tercera pata es la limpieza judicial. En México hay jueces y fiscales que están en la nómina de estos grupos criminales, como sucedía en Colombia, Italia y Brasil. No ha habido una limpieza del aparato judicial. La cuarta dimensión es la sociedad civil, donde las redes criminales tienen una red de asociaciones civiles con la que lavan dinero y captan al tejido social con programas contra la pobreza. Son una pantalla para capturar el tejido social, como también sucedió en Italia. No hay una limpieza de la sociedad civil. La quinta dimensión es la lucha contra el sicariato, contra los obreros de la delincuencia organizada.
¿México combate estos cinco frentes?
No. Sólo se ha abordado la lucha contra el sicariato con el apoyo de la Guardia Nacional. Pero la experiencia internacional indica que si no se abordan las cinco dimensiones no vas a poder disminuir la violencia mafiosa en cuanto a homicidios ni el rango en la diversidad de delitos que comete esta delincuencia organizada, que a menudo se focaliza en drogas pero que va más allá. Hay 23 tipos de delitos gravísimos que comete el crimen organizado diariamente, desde el tráfico de migrantes hasta el tráfico de armas y el contrabando. En la Italia de los años noventa más del 50% del parlamento fue procesado por pertenencia a delincuencia organizada. En Colombia más del 63% del Congreso fue procesado. México no tiene una estrategia antimafia como la que aplican 67 democracias del mundo.
¿Por qué México no tiene una estrategia de combate contra estas dimensiones de las redes criminales?
Porque existe un pacto de impunidad en la clase política, como el que existía en Italia. Hay un vacío de estado en todas esas dimensiones de lucha. Y porque tendría un coste político para el mismísimo presidente que llegó al poder a través de pactos con personajes de todos los partidos. No nos olvidemos que varios personajes se han pasado del PRI y del PAN a Morena (el partido de López Obrador) y ello ha implicado pactos políticos que no se pueden romper, y cuando se rompan y se comience a combatir la corrupción política empezará a disminuir el poder relativo de las redes criminales. El Cuerpo Nacional de Seguridad solo aborda la lucha contra el sicariato, pero necesitamos abordar las otras cuatro, como han hecho 67 democracias en el mundo.
¿Son los carteles mexicanos ahora más pequeños, ha habido una fragmentación de estas organizaciones?
No son más pequeños. Se han atomizado los carteles en apariencia, pero entre ellos tienen alianzas táctico-operativas. La estructura de la delincuencia organizada mexicana es mucho más horizontal que hace diez o veinte años. Antes tenían una pirámide de comando y control con las familias, como los Arellano Félix en Tijuana, o Amado Carrillo en Ciudad Juárez. Ahora hay cientos de pequeñas estructuras especializadas en diferentes tráficos que tienen alianzas entre ellas con un directorio formado por gente como El Mayo Zambada y los hijos del Chapo Guzmán, controlando todo.
¿Son más poderosos que antes?
Sí, son más poderosos que antes. Esta estructura horizontal es mucho más flexible y por tanto es más difícil de combatir.
¿La violencia en México está focalizada en tres o cuatro estados?
No es verdad. Al observar el cuadro de desapariciones forzadas te encuentras que hay más de 25 estados con este tipo de violencia. Hay cuadros de violencia masivos en todos los estados del país, partiendo de la idea de que violencia, desde el punto de vista científico, no solo son homicidios sino también extorsiones, secuestros, delitos de guante blanco... Los índices de resolución de casos son paupérrimos, el sistema judicial no ha mejorado su efectividad.
¿Qué responsabilidad tiene Estados Unidos en el tráfico de drogas?
Estados Unidos es un catalizador del poder de la delincuencia organizada mexicana desde el punto de vista económico por las demandas no solo de drogas sino de bienes de contrabando desde el siglo XVIII. Son elementos necesarios pero no suficientes para explicar la violencia mafiosa mexicana. El poder patrimonial de la delincuencia organizada se explica por las demandas norteamericanas. Pero Estados Unidos no es responsable de que México no tenga instituciones para combatir la corrupción política y empresarial. Y México no las crea porque a las élites empresariales les está yendo muy bien a nivel local y regional con sus vínculos a la delincuencia organizada que les llena de dinero.
¿Cuándo se pondrá fin al asesinato de periodistas de investigación en México?
El asesinato serial de periodista en México está ligado en su mayoría a redes criminales que atentan contra reporteros de investigación que están documentando las redes de lavado de dinero y las vinculaciones de éstas con actores políticos. Hay una impunidad judicial crónica, donde no se resuelven el 99% de estos casos. Por lo tanto, el costo de asesinar a un periodista que está investigando y poniendo en riesgo estos negocios criminales es muy bajo. Este tipo de periodistas que en España trabajan con cierta seguridad no lo pueden hacer si son mexicanos, dada la impunidad existentes y que ellos están planeando publicar negocios sucios de cientos de millones de dólares. Una vez que se ataquen las cinco dimensiones descritas, el asesinato de periodistas va a reducirse cada vez más.
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