Los atentados personalizados, cuando los terroristas asesinan a una persona por su profesión, actividades o simplemente porque le tienen odio, los crímenes con nombres y apellidos, son de los que más miedo causan a la población.

Los yihadistas del Estado Islámico (EI) lo saben y, desde hace semanas, se dedican a “purgar” a los que consideran “colaboradores de la coalición internacional o por formar parte de la administración de los gobiernos de Siria e Irak.

Hoy mismo informan en su redes sociales de que “con la gracia de Dios Todopoderoso, los soldados del califato lograron asaltar la casa del apóstata Talal Al-Amsi, un miembro del consejo de distrito Al-Walid, afiliado al gobierno chiíta apóstata en Al-Rutba,onde fue asesinado con ametralladoras y uno de sus compañeros, herido, alabado sea Dios”. Como es habitual, echan mano de citas divinas para dar justificación a sus crímenes.

Ayer mismo, publicaron un vídeo en el que se puede ver cómo es asesinado de un tiro en la cabeza, y rematado en el suelo, un soldado chadiano. El crimen viene precedido con la consabida sarta de amenazas y para mayor gloria de Alá.