Italia
Conte busca nuevos socios para mantenerse en el poder
El primer ministro italiano se resiste a dimitir y negocia apoyos parlamentarios puntuales para mantener a flote su Gobierno
El día después de la apertura formal de la crisis sirvió para volver a hacer cuentas, reunir filas y tratar de vislumbrar una salida. Tras la espantada de Matteo Renzi, líder del partido minoritario Italia Viva, que deja al Gobierno en minoría, el encargado de mover ficha fue Giuseppe Conte. El primer ministro de Italia visitó de nuevo al presidente de la República, Sergio Mattarella, con el que ya se había encontrado el día anterior. Conte se encuentra ahora en una situación de debilidad, le faltan los números para gobernar, pero le transmitió al jefe de Estado que su intención es encontrarlos en el Parlamento sin necesidad de dimitir. La cita será el próximo lunes, con un discurso del primer ministro en las cámaras, donde pedirá un voto de confianza. Si la obtiene, sigue adelante; de lo contrario, tendrá que presentar su dimisión.
Lo que hizo Conte fue ganar tiempo. Mientras sus adversarios le pedían que pusiera su cargo a disposición del presidente Mattarella, él tiró una vez más de la vieja estrategia democristiana. Se trata de negociar en la sombra, dilatar la situación e intentar que se recompongan las piezas. La carrera consiste en encontrar entre el grupo mixto y los escaños que han ido ocupando dimisionarios de otros partidos a una decena de senadores que ocupen los puestos que Renzi deja vacantes. Fuentes de la Presidencia transmiten que se llegará a buen puerto, aunque de momento todo se mueve entre bambalinas.
Lo que sí parece haber conseguido Conte es compactar a las dos fuerzas principales de la alianza, el Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E). Ayer el M5E no tuvo dudas a la hora de mostrar su respaldo hacia el primer ministro, mientras que en el PD se produjo una reunión de su cúpula para tomar una decisión unitaria. La formación se encontraba dividida entre quienes apostaban por la dimisión de Conte para abrir una crisis formal con la que trataría de poner en pie otro Ejecutivo y los que pensaban que bastaba con ir al Parlamento y encontrar los números. La apuesta es arriesgada, ya que el Gobierno italiano quedaría en manos de unos cuantos senadores sin una adscripción política concreta, pero ésta parece ser la vía elegida por Conte y sus aliados.
Al grupo, todavía etéreo, ya se le bautizado como los “responsables”. El presidente de la República le ha transmitido a Conte que él prefiere que los nuevos miembros de la mayoría constituyan un partido concreto, lo que dotaría al Gobierno de mayor estabilidad. Pero si el primer ministro es capaz de hacer un doble salto mortal y cambiar al partido de Renzi por quien le preste su apoyo, el Ejecutivo seguirá adelante. Sería muy frágil y correría el riesgo de caer a las primeras de cambio. Por eso en Italia es mucho más habitual que el primer ministro presente su dimisión y se vuelva a remendar todo con un gabinete distinto.
Matteo Renzi “no es de fiar”
A ese escenario se llegará si Conte no logra sacar adelante su primer plan. El riesgo para él es que si pone su cargo a disposición de Mattarella se abre un vacío de poder en el que todo puede ocurrir. Al anunciar su marcha Renzi dejó una puerta abierta a volver a dar su apoyo si le presentan un nuevo programa, pero ayer el PD y el M5E le cerraron definitivamente la puerta. “Nunca más con Renzi”, dijeron en el Cinco Estrellas. “No es un socio fiable”, deslizaron los socialdemócratas. Si Conte finalmente dimite la estrategia seguiría siendo buscar los números que faltan en el almacén del Senado, pero si continúa sin encontrarlos, la alternativa que aparece es un nombre alternativo para presidir el gabinete o un Gobierno técnico.
Unas elecciones anticipadas sería la última de las opciones para los miembros de la actual coalición, por lo que una figura de reconocido prestigio podría ser la única solución posible. Desde la derecha opositora estarían dispuestos a apoyarlo, con la condición de que ejerciese un mandato orientado únicamente a conducir el país a elecciones. Mientras Conte gana tiempo, los diferentes grupos conservadores piden una solución rápida a una crisis creada desde dentro.
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