
Sección patrocinada por 
Hípica
¿Por qué los caballos duermen de pie?
El motivo es tan antiguo como sabio: puro instinto de supervivencia. Los caballos domesticados sí suelen tumbarse, sobre todo cuando se sienten seguros

Pocas imágenes son tan familiares para quienes conviven con caballos como la de verlos quietos, con la cabeza baja, los ojos entrecerrados y el peso del cuerpo descansando sobre un pie. Muchos creen que están simplemente relajados, pero no: en realidad, están dormitando. Y lo hacen de pie por una razón tan antigua como sabia: instinto de supervivencia.
En la naturaleza, el caballo es una presa. Su mayor defensa siempre ha sido la huida. Pero con un cuerpo que puede superar fácilmente los quinientos kilos, levantarse del suelo no es precisamente rápido. Por eso la evolución le regaló una ventaja extraordinaria: la posibilidad de descansar sin tener que tumbarse. Así puede reaccionar de inmediato ante cualquier ruido o amenaza.
En libertad, las manadas se organizan para descansar por turnos. Mientras unos duermen, otros vigilan. Rara vez todos se tumban a la vez. Es un comportamiento grabado en su genética: esa mezcla entre alerta y descanso que les permite sobrevivir. En cambio, los caballos domesticados, los que viven en boxes o en "paddocks" tranquilos, sí suelen tumbarse, sobre todo cuando se sienten seguros. El entorno, la confianza y el vínculo con quien los cuida influyen directamente en cómo y cuánto descansan.
Lo curioso es que aunque duerman de pie, no descansan del todo. Pueden pasar muchas horas en esa posición, pero el sueño profundo solo llega cuando se tumban. Al igual que los humanos, los caballos tienen dos tipos de sueño: el no REM (más ligero y reparador físicamente) y el REM, que es cuando sueñan. Durante el REM, el cerebro ordena lo aprendido y consolida la memoria. Si intentaran entrar en esa fase de pie, perderían el equilibrio y caerían. Por eso necesitan, al menos una vez al día, tumbarse para dormir unos 25 minutos de sueño REM. No es mucho, pero es suficiente.
El sueño no REM, en cambio, sí puede producirse de pie. Durante esas fases, su cuerpo se apoya en un sofisticado sistema anatómico llamado aparato de sostén. Gracias a un conjunto de tendones y ligamentos, el caballo puede "bloquear" sus articulaciones y mantener la postura sin esfuerzo muscular. Es un mecanismo tan eficiente que puede quedarse dormido sin caerse, con la musculatura completamente relajada y solo una extremidad en tensión.
Este patrón de descanso no es exclusivo de los caballos. Otros grandes herbívoros, como las cebras, los bisontes, los elefantes o las jirafas, comparten la misma estrategia. Todos ellos son presas en la naturaleza y todos han desarrollado esta capacidad para descansar sin rendirse por completo al sueño.
Siguiendo con el instinto de supervivencia, los caballos tienen los ojos en ambos extremos de la cara, lo que hace que su visión sea panorámica. Un caballo salvaje puede ver si un depredador se acerca sigilosamente desde un lado, pensando el depredador -por inercia- que la visión es frontal.
El descanso de los caballos es delicado. El estrés, los cambios de rutina o los entornos ruidosos pueden alterar su sueño, igual que a los humanos. Un caballo que no logra tumbarse o dormir con regularidad puede mostrar señales de cansancio, pérdida de rendimiento o irritabilidad. En casos prolongados, incluso puede desarrollar problemas físicos. Por eso, garantizar un entorno tranquilo y una rutina estable es fundamental para su bienestar. Es muy típico ver en los grandes concursos a los caballos acompañados por peluches en sus cuadras. No es estética, es que son adornos que tienen en sus cuadras, y cuyo olor y presencia les hacen sentir "en casa".
Los estudios sobre el sueño equino confirman que los caballos duermen poco, pero descansan mucho. La diferencia es importante: un caballo puede estar quieto y relajado sin estar dormido. Esa alternancia entre descanso ligero y sueño profundo mantiene su organismo equilibrado y preparado para la acción. Para los mozos de cuadra, jinetes y propietarios, entender esto no es un simple dato curioso: es una clave de bienestar animal. Un caballo que se siente seguro, que tiene un espacio cómodo y tranquilo, dormirá mejor, rendirá más y será más feliz. Los caballos duermen de pie porque la naturaleza los diseñó para sobrevivir, pero sólo se tumban cuando se sienten realmente a salvo.
El caballo sólo se entrega al sueño cuando confía. No hay mejor muestra de vínculo que verlo descansar tumbado, sin miedo. Es el mayor gesto de confianza que puede tener hacia el ser humano o hacia su manada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar




