Covid-19
Se busca anciano de más de 75 para llevarle a vacunar
Massachusetts inmuniza también a los acompañantes y desata un mercado de «voluntarios» que ofrecen dinero para hacer de chóferes
En el estado de Massachusetts (EE UU) pensaron que sería una buena idea para acelerar el plan de vacunación entre los ciudadanos de más edad, pero en seguida surgió la picaresca. La semana pasada, la oficina del gobernador emitió un comunicado en el que se ofrecía inmunizar a aquellas personas «que acompañen al centro de vacunación a los mayores de 75 años», ya fuera a la cita de la primera o la segunda dosis. Rápidamente, el portal de anuncios clasificados Craiglist se llenó de decenas de ofrecimientos inusitados como este: «Se ofrece chófer experimentado para llevar a persona de más de 75 años a ponerse la inyección, de manera gratuita o pagando».
Algunos de estos interesados samaritanos estaban dispuestos a desembolsar entre 100 y 200 dólares para que el miembro de la tercera edad les dejara acompañarlo y, de paso, llevarse ellos a casa la vacuna puesta. Entre estos aspirantes a lazarillo no solo hay jóvenes que quieren saltarse la cola, también personas que ya son mayores, aunque no tanto como para ser consideradas prioritarias, y que quieren asegurarse cuanto antes que no van a coger la Covid-19. El diario «The New York Times» recoge en su edición en castellano algunos de los anuncios por palabras más jugosos que persiguen llamar la atención del que está a la búsqueda. Por ejemplo, uno de ellos destaca las bondades de su coche: «Tengo un estupendo historial como conductor y un Toyota Camry muy limpio».
Asimismo, los hay que tratan de echar mano del humor para sobresalir entre el resto de ofertas, «soy un conversador amistoso, te dejaré elegir la música, ¡y podrás mostrarme todas las fotos de tus nietos!», y los que, directamente, apelan al bolsillo y al ego del mayor subiendo la puja y ofreciendo «más de 200 dólares por tener el honor de transportar a un residente de Massachusetts a su primer o segunda cita de vacunación».
Sea como fuere, lo cierto es que el gobernador del estado, el republicano Charlie Baker, se ha echado las manos a la cabeza cuando ha visto cómo ha degenerado su (sin duda, bienintencionada) iniciativa para que los jubilados de mayor edad no se queden sin antídoto. Aunque ya era demasiado tarde, Baker ha aclarado que «solo deberían recurrir a alguien que conozcan o en quien confíen para que sea su acompañante, ya sea un hijo, un compañero, cónyuge, vecino o un cuidador. No acepten llamadas ni ofertas de personas que no conozcan y jamás compartan su información personal».
En realidad, pocas veces como esta se ha sentido la Tercera Edad un objeto de deseo tan codiciado. Tanto, que hasta los más jóvenes están dispuestos a pagar por estar un par de horas con ellos. En un país como Estados Unidos, paradigma del libre mercado, lo que ha ocurrido no es, en realidad, nada distinto a lo que sucede siempre: se ha impuesto la ley de la oferta y la demanda.
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