Guerra de Bosnia

La cara y la cruz del juicio a Mladic: cadena perpetua por solo uno de dos genocidios

Fue sentenciado por la masacre de Srebrenica en la Guerra de Bosnia, pero no por el resto de asesinatos.

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Mladic es, posiblemente, el criminal más infame de los Balcanes. El tribunal de la ONU que dirigió el juicio en su contra durante diez años, le condenó a cadena perpetua por convertir Bosnia en un río de sangre en la década de los 90. Para el fiscal que le juzgó, es “uno de los criminales de guerra más notorios de la historia moderna”. No obstante, el nombre por el que es conocido públicamente hace referencia a lo que fue. Hablamos de el “Carnicero de Bosnia”.

Era la década de los 90. Mladic entraba en el Ejército Popular Yugoslavo y dirigió el Ejército de la República Srpska durante la Guerra de Bosnia de 1992 a 1995. Más de 100.000 personas murieron durante ese tiempo y millones se quedaron sin hogar. El “Carnicero de Bosnia” llevó a su ejército, a sus compatriotas y a su pueblo, a la muerte.

Mladić enfrentó dos cargos distintos de genocidio, pero solo fue condenado por uno, el de las más de 8.000 personas ejecutadas en Srebrenica en julio de 1995. Un alivio para los supervivientes y familias de aquellos asesinados. Después de tantos años, el mundo cobraba otro sentido. Muchos recuerdan ese empaquetar caminos y caminos de muertos. Sus padres, madres, tíos, hijos o demás familiares iban en esos vehículos, pero solo con viaje de ida. No volverían a verlos más. La insensatez de aquellos sucesos era castigada. Por fin se hizo justicia.

Nedziba Salihović, cuyo hijo y cónyuge fueron asesinados, estaba entre los que presenciaron la audiencia judicial en una pantalla grande en Srebrenica. “Esto significa mucho para mí”, dijo a EuroNews. “Fue castigado. No importa dónde terminare. Pasará el resto de su vida sin su familia, como las madres de Srebrenica”.

Pero había otras regiones, como fueron Vlasenica, Foča, Ključ, Kotor-Varoš, Prijedor o Sanski Most, que tuvieron un final similar, y por ellas no fue condenado. Y sus ciudadanos se sintieron engañados por esa doble moral en el veredicto. No entendían cómo no podía ser suficiente ese genocidio. No entendían por qué no era lo suficientemente malo.

Mujčinović, es ahora actor y comediante que vive en Tuzla, la cuarta ciudad más grande de Bosnia. Se hizo eco del sentimiento de traición de la comunidad internacional que las víctimas sintieron durante la guerra. Muchos supervivientes sienten que se podría haber hecho mucho más para prevenir o detener los crímenes en cualquier momento durante una guerra de cuatro años. Él tenía 13 años cuando acabó muerto en vida.

“Vlasenica experimentó la limpieza étnica en el sentido absoluto. Podía ver las aldeas de Drum y Zeban desde mi balcón. Vlasenica está situada en una colina, por lo que puedes ver las aldeas circundantes; puedes ver las unidades alineadas con la infantería al frente”, cuenta.

Mujčinović detalla cómo entraba la infantería y se disparaban proyectiles: “Veía a gente salir corriendo de las casas y recibir disparos. Los cuerpos quedaron allí para que se pudrieran mucho después de que yo dejara Vlasenica”.

No se sabe cuántos crímenes tuvieron lugar en lugares como Vlasenica. Lugares como Prijedor o Foča se quedaron en el olvido. Solo se sabe que miles fueron asesinados, muchos sometidos a torturas, y en algunos casos, también a violaciones. En general, poblaciones enteras que sufrieron y que, a día de hoy, todavía sufren. Pero, por otro lado, “El Carnicero de Bosnia” no volverá a ver la luz del día. Dentro de ese sufrimiento, es posible que también haya algo de alivio.