Elecciones 2022
Le Pen clama una «victoria ideológica» contra Macron
La candidata de Agrupación Nacional cierra filas en el partido tras el revés electoral. Marine Le Pen se ratifica como secretaria general con un 98,35% de los votos
«¡Marine presidente! ¡Vamos a ganar!», gritaban con entusiasmo los militantes del partido Agrupación Nacional (AN) para celebrar la candidatura de Marine Le Pen a las presidenciales de 2022 en Francia. Vestida con una amplia sonrisa, su chaqueta azul y su habitual contundencia, Le Pen se consagró una vez más como la princesa heredera de la extrema derecha, al ratificarse como secretaria general con un 98,35% de los votos. Una cifra mayúscula, pero de una lógica bastante simple: en la carrera por el puesto, no había otro candidato que Le Pen. La falta de otros nombres fuertes sigue haciendo de «Marine» la cara visible por excelencia de AN y la única opción en la arena electoral para lanzarse a la campaña.
Pero si bien Le Pen es la reina indiscutible de su partido, definitivamente no lo es en el corazón de los votantes franceses. La estruendosa derrota de las recientes elecciones regionales dan cuenta de ello: la extrema derecha era favorita en seis de las trece regiones metropolitanas de Francia y tras dos vueltas electorales, no se hizo con ninguna. Su candidato en la región PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul), Thierry Mariani, había logrado ubicarse a la cabeza de las regionales en primera vuelta, con un 36,38% de los votos, pero sucumbió en el recuento ante el candidato de derecha, Renaud Muselier, perdiendo la histórica oportunidad de que la extrema derecha pudiera gobernar por primera vez una región de Francia.
Le Pen lo sabe. Sabe que ha perdido. Pero sólo una semana después de esa derrota, voltea la situación, se corona candidata entre los suyos y habla de una «victoria ideológica casi total». Asegura que sus ideas sobre la necesidad de una soberanía industrial, la protección de fronteras contra la migración y la recuperación de la identidad francesa gozan ya de la aceptación unánime entre las masas. Incluso acusa al partido de la derecha, Los Republicanos –gran ganador de las regionales– de «plagiar» su doctrina. «Es hora de pasar a la siguiente etapa, es hora de convertir esa victoria ideológica en victoria electoral», dijo ayer Le Pen.
Un referéndum migratorio
Uno de los puntos más controvertidos del ideario de Le Pen es, por supuesto, los migrantes que llegan a Francia. Según la candidata, los problemas de violencia, terrorismo, pérdida de los valores franceses, entre otros, son producto de una inmigración masiva y sin un marco legal verdaderamente efectivo.
Para Le Pen, entre el 80 y el 90% de los actos violentos en plena calle, son cometidos por extranjeros o personas de origen foráneo. Un estandarte político que va ganando cada vez más terreno y que se refuerza con cada episodio terrorista como la muerte del profesor Samuel Paty o los recientes ataques a cuchillo contra agentes de Policía, lamentablemente frecuentes en Francia.
De llegar a la presidencia, Le Pen propone como primer acto ejecutivo, realizar un referéndum sobre la migración. Un texto que planteará reformas estructurales como la anulación del derecho a la reagrupación familiar, que permite actualmente obtener visas de larga duración a cónyuges e hijos de extranjeros residentes en Francia; o la derogación del llamado «derecho de suelo», en el que un niño nacido en Francia de padres extranjeros, adquiere automáticamente la nacionalidad francesa a los 18 años si reside en el país. «La nacionalidad francesa se hereda o se merece», ha dicho Le Pen en diferentes ocasiones, recordando el caso de Amedy Coulibaly, autor del atentado al supermercado Hyper Cacher en enero de 2015, que obtuvo automáticamente la nacionalidad a los 18 años, aun cuando su prontuario policial era bastante largo. También se plantea el principio de no-regularización de extranjeros en situación de ilegalidad migratoria y la expulsión de delincuentes extranjeros al término de las penas de prisión que cumplan en Francia.
Le Pen hace hincapié igualmente en «cesar el escándalo de los supuestos menores de edad» que llegan a Francia y que deben ser mantenidos por las gobernaciones regionales, a un costo de al menos 50.000 euros anuales por cada región.
Coalición contra la Unión Europea
El asunto migratorio que critica con vehemencia, pasa también por un rechazo contundente a la UE. En su intervención de ayer, anunció que ha firmado con otros quince representantes de la derecha y extrema derecha europea una declaración conjunta por las libertades de Europa y la reforma de la UE. Entre los signatarios se cuentan Santiago Abascal de VOX, Matteo Salvini de la Liga italiana, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban y Georgia Meloni, fundadora del partido Hermanos de Italia. Para Le Pen, esta declaración podría perfilarse como la carta constitutiva de un futuro partido europeo «soberanista» que trabajará para «liberarse del yugo» de la UE.
El principal objetivo de los ataques a Europa como bloque es el Pacto de Inmigración y Asilo, lanzado en septiembre de 2020 y que Le Pen califica como «pacto con el diablo» o «el suicidio de Europa». Para la candidata de la extrema-derecha, el pacto busca establecer una aceptación general del derecho a la migración, busca que los 27 países del bloque acepten que «cada quien va donde quiere». Asegura con firmeza que existe una complicidad entre las oenegés y los pasadores fronterizos que traen a los migrantes hasta territorio europeo y que el texto garantiza la impunidad jurídica de ambos.Le Pen está convencida de que este pacto no hará retroceder a los migrantes, al contrario, facilitará el camino para que 70 millones de potenciales migrantes puedan instalarse en Europa.
Muerte de la vida “à la française”
A lo largo de todo su discurso, Le Pen cargó sin piedad contra Emmanuel Macron, en una ecuación dicotómica algo simplista. Es blanco o es negro. «En las próximas elecciones seremos dos conceptos radicalmente diferentes y excluyentes el uno del otro: los nacionales contra los progresistas, los que son de la casa y los que no son de ninguna parte, los que aman a Francia y los otros», aseveró Le Pen, entre fervientes aplausos. Para la candidata, el presidente Macron es el responsable de la muerte de la vida cotidiana «à la française». Es quien ha permitido que el «burkini» se pasee libremente en las piscinas, que se tolere las oraciones en plena calle o se exhiban los velos islamistas en los centros de votación. Le Pen se declaró la candidata de la restauración del Estado, prometiendo que devolverá la dignidad al Palacio del Elíseo y que volverá «a poner orden en Francia».
Un mensaje que, a pesar de las promesas de “Marine” de no volver a los tiempos del Frente Nacional de su padre, Jean-Marie Le Pen, sigue causando recelo, atrapado bajo la sombra de una política radical y violenta que los franceses continúan rechazando, al menos electoralmente. La cita por la presidencial será el 10 de abril de 2022.
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