Terrorismo

Así es el devastador cinturón explosivo utilizado en los atentados de Kabul

Con una base de materiales artesanales, está rodeado de una “diadema” con cientos de balines que actúan como metralla

El Estado Islámico envió a sus “combatientes” y actores “lobos” solitarios un vídeo en el que explica, durante casi 19 minutos, todos los pasos a seguir para fabricar el nuevo cinturón explosivo, tal y como adelantó LA RAZÓN en noviembre de 2019.

A diferencia de los chalecos que utilizaban habitualmente y que se ocultaban debajo de la ropa, lo que podía ser detectado por las Fuerzas de Seguridad al observar que un individuo llevaba prendas abultadas, el nuevo cinturón se coloca en la cintura, como una anchura de unos 12 centímetros, y se activa con temporizador o, lo que es más frecuente, mediante un disparador que lleva el terrorista en la mano.

LA RAZÓN conoce en su totalidad el contenido del vídeo, pero no lo divulga por razones de seguridad. Su fabricación es relativamente fácil y los efectos que puede producir sobre las víctimas, devastadores.

El artilugio consiste, por citar sólo rasgos generales, en un cinturón de cuero hueco, a semejanza de los que se utilizan para llevar dinero o pequeños documentos, en el que los yihadistas introducen el triperóxido de triacetona (TATP), también llamado la “madre de Satán”, y una especie de gran diadema, fabricada por ellos, compuesta por centenares de bolas de acero.

El cinturón lleva dos hebillas y dos cintas de ajuste. Una vez introducido el explosivo y las bolas de acero, se añade los sistemas de ignición, todo ello unido a unos cables que, a través de la maga, llegan hasta el disparador que lleva el terrorista suicida en la mano. Existen imágenes que no se divulgan.

En el vídeo se observa la prueba que hace con un maniquí. A una treintena de metros colocan, en un radio de 360 grados, unas planchas metálicas. Una vez producida la detonación, la cámara se acerca a las mismas y se ve cómo están perforadas por las bolas de acero. Si hubieran sido personas, habrían muerto o estarían gravemente heridas. Se trata de un arma letal difícil de detectar.

Los yihadistas intentan que el terrorista suicida se pueda acerca a un lugar concurrido (objetivos blandos, los llaman), donde se utilizan este tipo de armas, sin llamar la atención, como ocurrió en Kabul. Como mucho, tendrá un poco más de cintura, lo que es relativamente normal entre una masa de gente. Una vez activada la bomba, los daños que puedan causar las bolas de acero dependerá de la cercanía de las víctimas al foco de la explosión.