Afganistán
Sayed Sadaat, el ministro afgano que ahora es repartidor de comida en Alemania
Abandonó la cartera de Comunicaciones y en diciembre llegó a Leipzig en busca de un futuro mejor mientras su familia sigue sin poder salir del país
Sayed Sadaat fue el ministro de Comunicaciones del gobierno de Afganistán antes de trasladarse a Alemania en diciembre pasado con la esperanza de un futuro mejor. Ahora es un repartidor en la ciudad de Leipzig. Sayed aseguró a la agencia Reuters que algunos familiares en casa lo criticaron por aceptar ese trabajo después de haber servido en el gobierno durante dos años, dejando el cargo en 2018. Pero para él ahora, un trabajo es un trabajo. “No tengo nada de qué sentirme culpable”, dijo este ciudadano afgano-británico de 49 años, de pie con su uniforme naranja junto a su bicicleta.
Sayed había renunciado al gobierno afgano debido a desacuerdos con miembros del círculo del presidente, dijo. “Espero que otros políticos también sigan el mismo camino, trabajando con el público en lugar de simplemente esconderse”. Su historia ha cobrado especial relevancia con el caos que se desarrolla en Afganistán después de la toma de poder de los talibanes. Sus familiares y amigos también quieren irse, esperando unirse a los miles de personas en vuelos de evacuación o tratando de encontrar otras rutas.
Con la retirada de las tropas estadounidenses en el horizonte, el número de solicitantes de asilo afganos en Alemania ha aumentado desde principios de año, aumentando en más del 130%, mostraron datos de la Oficina Federal de Migración y Refugiados.
A pesar de que por su ciudadanía británica podría haber elegido mudarse a Gran Bretaña, donde había pasado gran parte de su vida, Sayed se mudó a Alemania a fines de 2020, aprovechando una última oportunidad para hacerlo antes de que ese camino fuera cerrado por la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Eligió Alemania porque esperaba que tuviera un mejor futuro económico y un papel de liderazgo en los sectores de telecomunicaciones.
Pero incluso con su experiencia, Sadaat ha tenido problemas para encontrar un trabajo en Alemania que se corresponda con su experiencia. Con un título en ingeniero de Telecomunicaciones, Sadaat esperaba encontrar trabajo en un campo relacionado con su especialidad. Pero sin el alemán aprendido, sus posibilidades eran escasas. “El idioma es la parte más importante”, dijo Sadaat. Todos los días recibe cuatro horas de alemán en una escuela de idiomas antes de comenzar un turno vespertino de seis horas entregando comida para Lieferando, donde comenzó este verano.
“Los primeros días fueron emocionantes pero difíciles”, dijo, describiendo el desafío de aprender a andar en bicicleta en el tráfico de la ciudad. “Cuanto más sales y más gente ves, más aprendes”, dijo.
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